Ubicados entre las avenidas Jaime Guzmán y Domingo Santa María, los colores se hacen presente durante la jornada del domingo 11 de febrero. Los rayos de luz y el calor protagonizan la tarde en que se programa el Carnaval Migrante. Tal como temporada de verano, los rostros lucen sudados y los refrescos necesarios son parte de la mesa de cada grupo dispuesto en el salón principal del estadio municipal de Renca.
*Texto y fotografías: Monserrat Lorca
Producción Audiovisual: María Paula Melo
Diversos países componen la IV Versión del Carnaval Migrante, coordinado gracias al equipo de Kolombia Kultura Itinerante y la Colectiva Tiesos pero Cumbiancheros, liderados por Martha Rocha, quien, desde Colombia, trae su ímpetu y lucha a territorio nacional. Junto a representantes de Uruguay, Perú y Ecuador, la jornada da vida a las calles de la comuna ubicada al norte de la periferia metropolitana, en donde las culturas, la vestimenta típica y las expresiones corporales decoran este colorido paisaje.
Poco a poco se acercan los representantes de las diversas comparsas, dialogando entre los integrantes sobre las temáticas de sus carnavales, de qué trata cada grupo y cuáles son sus líderes.
A continuación, todos los equipos integrantes de las distintas comparsas recogen sus implementos, trajes típicos e instrumentos musicales, con los cuales más tarde, llenarán de ritmo y alegría la Plaza de Renca. El cansancio y el calor se deben dejar de lado, ya que, durante las próximas dos horas, la danza y el movimiento de los cuerpos, darán ritmo y vida al espacio ciudadano.
Abre los fuegos la comparsa uruguaya “Catanga”, al ritmo del candombe, este grupo de aproximadamente 15 integrantes, decoran sus cuerpos con un traje típico compuesto por capas de color negro y rojo. Algunos de los participantes utilizan sombreros de paja con decoraciones e hilos color plata, que caen como agua en cascada. Algunos tocan tambores, mientras otros alzan la voz a medida que la música avanza.
Luego avanza la compañía de danza “Encanto Perú”, encabeza el grupo Carla Rojo, proveniente de la localidad cercana a Lima, Paramonga. Los trajes de color negro y rojo engalanan a hombres y mujeres, quienes al ritmo de la música mueven sus cuerpos agitados, alzando sus pies y chocando sus manos.
De inmediato “Mishky Tusuy” se presenta ante el público con un decorado traje típico que llama la atención por pequeños globos plásticos de colores ubicados en los sombreros de cada bailarín. Provenientes de Cajamarca, el grupo se ordena en torno a dos filas e inicia la música. Función primordial cumple el hombre que lleva el gran parlante a medida que avanza la comparsa a ritmo del carnaval.
Los rostros atónitos del público relucen de la impresión que provoca la alta preparación y distinguida presentación que entrega cada grupo. Los niños bailan entorno al charco de agua, mientras sus padres acostados en el pasto mojado de la plaza observan las comparsas latinoamericanas.
La comisaría ubicada en el frontis de la plaza se suma al paisaje que integra grupos de jóvenes y a los familiares de quienes se presentan durante la jornada. Poco a poco las cámaras fotográficas y los celulares aparecen en medio de quienes siguen a un costado la presentación, capturando los importantes momentos del evento carnavalero.
Los colores y los vítores de alegría fijan la hora peak del evento en donde el calor se hace sentir con mayor fuerza en aquellos que visten los trajes típicos de sus culturas. Vestidos frondosos y accesorios como abanicos o pañuelos sirven para calmar el momento de calor, mientras los protagonistas de la jornada avanzan para dar fin al evento.
Entre quienes almuerzan de improviso y beben agua, la jornada comienza a dar por finalizado las casi dos horas de riqueza cultural, migración y expresión corporal que mantuvo presentes al público de Renca.
Las comparsas caminan en dirección al estadio para finalmente cerrar el evento y congregar a los integrantes para concretar la jornada. El momento llena de alegría y emoción a quienes organizan y participan. La migración es una realidad y eventos tales como el Carnaval Migrante, son una muestra más de como la sociedad chilena va configurando el nuevo escenario social del nuevo milenio, en conjunto a países hermanos de Latinoamérica.
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