El Chile de hoy, es un país que se nutre de la llegada de diversas culturas que han hecho de la migración un tema de agenda país, pero cuando se aborda el fenómeno migratorio, pocas veces se alude a los chilenos y las chilenas migrantes que también formamos parte de este movimiento de personas. Creemos fundamental aportar a este tema nuestra mirada como chilenas migrantes, ya que nos vemos interpeladas en nuestro quehacer cotidiano y político, por dos ejes que nos han permitido ir delineando una identidad fuera de nuestro país de origen: la migración y el feminismo.
Desde nuestra posición resulta imposible pensar ambos ejes disociados, sino más bien, nos parecen fenómenos entrelazados que traspasan los límites del estado-nación y que nos han permitido desarrollar vínculos que han aportando en esta identificación como sujetas migrantes. En primer lugar, a partir de la militancia y trabajo en nuestra organización —Cabildo de Chilenes en Buenos Aires— que ha levantado el tema migrante como bandera de lucha y de las articulaciones que hemos generado con organizaciones migrantes en Chile —como son la Coordinadora Nacional de Inmigrantes de Chile, el Colectivo sin Fronteras, entre otras— ya que hemos comprendido que la migración debe pensarse no sólo como el movimiento de personas hacia un país, sino también hay que poner foco en quienes emigran. Si bien en una primera instancia nos vinculamos para problematizar y luchar en contra de la Nueva Ley de Migración —que lamentablemente se aprobó a finales del año 2020— esta vinculación también nos abrió nuevos ejes de trabajo, ya no sólo relacionados con demandas migrantes, sino que también vinculados al feminismo.
Parece importante recordar que, tal como data la Organizaciones de las Naciones Unidas, el 50,1% de la migración latinoamericana es femenina[2], lo cual nos presenta problemáticas de género particulares que atender. En este sentido hemos transitado un proceso de toma de conciencia de la doble condición de vulnerabilidad que implica ser mujer y migrante, la cual se acentúa por la falta de redes de apoyo, estar inmersas en la irregularidad, acceder forzosamente a trabajos precarizados, entre otros.
Es en esta toma de conciencia que los feminismos forman parte de la construcción de una identidad en tanto mujer migrante y feminista, ya que nos marcan pauta de lucha y de trabajo y que vivimos como un experiencia que no se sitúa en un lugar determinado, sino que parte desde el cuerpo como territorio político y se expande a los diferentes espacios en donde nos vinculamos como mujeres.
Aquella vinculación tuvo para nosotras una jornada inolvidable, que fue la experiencia de solidaridad que vivimos desde el 18 de octubre 2019 en adelante, por parte de la comunidad latinoamericana residente en Buenos Aires, pero que particularmente se hizo presente en el primer pañuelazo por el aborto legal, seguro y gratuito en los primeros meses del año 2020 donde, de la mano de un pequeño grupo de compañeras migrantes chilenas y junto con Las Tesis en el escenario, fuimos abrazadas por la migrantada latinoamerica y por gran parte de las compañeras argentinas que al unísono gritaban “chilena, chilena, no bajes la bandera que acá estamos dispuestas a cruzar la cordillera” aludiendo a la revuelta que en Chile había tenido una respuesta violenta y represiva por parte del Gobierno.
Sin embargo, sabemos que dentro de los feminismos muchas veces ser migrante no es considerado como una categoría principal a ser problematizada o discutida, por ello, el ejercicio de politización de nuestra identidad y cotidianeidad estuvo atravesado por nuestra participación por primera vez dentro de la “Columna Migrante Latinoamericana” del 8M 2020 que marchó por las calles de la ciudad de Buenos Aires, la cual al grito de “América Latina será toda feminista”, nos llevó en un recorrido por nuestras embajadas y consulados. Si bien adherimos y nos posicionamos como feministas en apoyo a las demandas territoriales argentinas, marchar encolumnadas nos permitió denunciar las injusticias que padecen las mujeres en nuestros países de origen y nosotras mismas en nuestra condición de migrantes.
Por último, la experiencia de la virtualidad, y lo que implicó tener que trasladar muchas de nuestras actividades políticas a las Redes Sociales durante el año 2020, nos abrió la posibilidad de tejer red y materializar una de las experiencias más enriquecedoras para nuestra militancia y para nuestra identificación cada día más profunda con las temáticas feministas y migratorias: la militancia efectivamente transnacional plasmada en el “Comité Migrante” de la Coordinadora Feminista 8M, donde hemos confluido con mujeres migrantes habitantes del territorio chileno y provenientes de diferentes latitudes, para pensar y trabajar de manera articulada, entendiendo a la migración y al feminismo como fenómenos entrelazados y reconociendo la particularidad que implica ser mujer y migrante, pues, en la doble vulnerabilidad que nos aqueja, tejer red, conocer diferentes experiencias y articularnos en una causa común, nos hace sentirnos menos solas y con más fuerza para seguir en la lucha por nuestros derechos y que hoy se concreta en un plan de lucha conjunta ad portas de un nuevo 8M.
Todos estos ejemplos, nos han permitido configurar desde nuestra posición de chilenas migrantes una identidad en la cual se entrelaza lo migrante y lo feminista. En este sentido, ambos procesos han formado un sentido de pertenencia y construcción que se configuran en estos nuevos espacios que militamos.
Encontrar un vínculo de identidad y lucha en la migración y el feminismo, es algo que a nuestro juicio, ha resultado un camino maravilloso. Hemos aprendido que en esta experiencia de doble vulnerabilidad, es el hacer red y comunidad, tanto en el territorio donde habitamos como en el territorio chileno, lo que nos permitirá seguir luchando por nuestros derechos desde donde estemos. La construcción de una identidad particular no sólo pasa por el lugar en que habitamos, sino también por las luchas que damos. Si algún día volvemos a nuestro país de origen, sabemos que las redes de hermandad y trabajo que se han tejido con compañeras migrantes en Chile nos van a abrazar en una causa que también será nuestra porque en este camino que estamos transitando en que nos estamos construyendo y deconstruyendo al alero de nuestras vivencias, sólo dos certezas podemos tener: nunca dejaremos de sentirnos migrantes y siempre nos sabremos feministas.
[1] Agradecemos a todas las compañeras que han sido parte de esta reflexión conjunta y en particular a Daniella Contreras, Romina Rivera y Catalina Saldaña por sus valiosos aportes.
[2] Ver más en: https://ayudaenaccion.org/ong/blog/mujer/migracion-femenina/
- Imagen de Portada: Pertenece a Ximena Echeverría, Profesora de Artes Visuales, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación e Ilustradora. @xime_echeverria_e @corazon.en.venta Ximena Echeverría Art (facebook)
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