Ahí estábamos todas sentadas en el sofá, ya cansadas pero poniéndonos al día de nuestras vidas porque hacía tiempo que no nos veíamos. Justo había terminado el cumpleaños de nuestro amigo, supuestamente sorpresa… pero las sorprendidas fuimos nosotras.
Lo cierto es que de un tema a otro y sin darnos cuenta, aparecieron confesiones desconcertantes para todas en que nos mirábamos incrédulas, en vista de que públicamente nuestras vidas reflejan una firmeza, ganas y empuje dignos de ejemplo. Esas mujeres que logran lo que se proponen, con amor, dedicación y que son referencia dentro de su amplio círculo social. Es por ello que nos causó conmoción escuchar frases como: “mi marido me decía que para qué me arreglaba tanto si no iba para una fiesta, mi ex me decía que no me pintara las uñas de color tan fuerte porque me podían confundir con una mujer de la vida alegre (obviamente usó un término menos grosero y denigrante), o el hecho de racionarme el dinero porque quien trabaja en el exterior era él, mientras yo cuido del hogar. Me lo restrega en la cara cada vez que puede”.
Cada una de esas mujeres decía algo ofensivo que le había dicho su ex pareja, que gracias a Dios o a la fuerza interna de esas mujeres, decidieron por voluntad propia, que nunca más existiría este tipo de relación en sus vidas pero que las marcaron profundamente. Lo más impresionante es que a todas les había ocurrido lo mismo: maltrato psicológico, al interior de sus relaciones de pareja. Ese maltrato que debilita cada día, que merma y baja la autoestima a mil por ciento y que, como una flor, la marchita hasta desaparecerla.
Mi pregunta es ¿por qué ocurrió eso? Si son mujeres que han estudiado, trabajado y se han superado. Desde afuera ni te imaginas que ellas pasaron por eso, ya que tienen una sonrisa en el rostro, unas ganas de ayudar, de aportar y de trabajar increíbles. Entonces, ¿Por qué se dejaron manipular y maltratar por alguien que no vale la pena y que tiene un miedo atroz a que su pareja sea una mujer independiente y feliz? Para eso está la psicología, que nos explicará lo que puede ocurrir. El detalle es que es más frecuente de lo que uno pueda pensar y no tiene que ver con situación social, económica, cultural o política. Ocurre en todos los niveles. Es transversal.
Al mirarlas desde un rincón decían: “Nos dimos cuenta que siguiendo en ese círculo vicioso nos desapareceríamos. Mi ex no solamente me decía todos los días lo mal que hacía yo las cosas, que a todos los hombres yo le gustaba, que no actuara tan extrovertida, que le hiciera caso porque él sí sabía lo que era bueno para mí, que quería cuidarme en toda la extensión de la palabra. Y lo dejé. Hasta que llegó un punto en que no salía a la calle sola porque no me sentía capaz. Para toda discusión o pelea él tenía la razón. Y siempre, siempre, yo era la culpable de todo” En ese sentimiento coincidieron las tres mujeres. Hasta que una de ellas dijo que se había parado firmemente en el espejo, vio su vida, escuchó lo que le decían sus amistades de su aspecto y de cómo su forma de ser había cambiado, pero para mal…y ahí fue cuando dijo ¡Basta! No más. “Y me fui, llorando desconsoladamente, con ayuda de una amiga logré escapar”, contó.
Sin embargo, en el caso de otra de las tres amigas, no fue así, ella relató: “Mi ex me dejó por otra mujer, con deudas que tuve que asumir hasta que me echaron del departamento en el que vivía. Y ahí yo me dije: ¿Y dónde quedó todo lo que él me decía día tras día? Lo más doloroso es cuando te lo dice la persona que se supone que te ama más en el mundo”.
Lo cierto es que después de ayuda psicológica, de los amigos y familia, han logrado, poco a poco, salir a adelante. Reafirmar su autoestima. Hoy en día se ven radiantes, relucientes y más bellas, porque sí, la belleza se refleja al ser feliz internamente y redescubrirse cada día.
Una amiga psicóloga me decía: “No te dejes intimidar. Estos casos de violencia abundan más de lo que uno imagina. Hay que tomar cartas en el asunto y empoderarnos. Amarnos, querernos y saber cuánto valemos. Eso lo tenemos que potenciar internamente y no externamente. Tienes que llegar hasta donde llegan tus límites”
Y así fue. Con mucho sacrificio económico, esfuerzo y dedicación, hoy, cada una de ellas forja un camino en donde aman lo que hacen y se les ve libre y sin cadenas. Disfrutan lo que hacen y se transforman cada día en alguien mejor.
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