La policía francesa desmanteló este martes tres campamentos de migrantes en París y Calais, el puerto del norte de Francia por donde transitan los clandestinos que intentan llegar a Reino Unido.
A primera hora de la mañana, los agentes desalojaron un campamento improvisado en París, donde vivían desde hace meses unos 350 migrantes originarios en su mayoría de Sudán, pero también de Eritrea, Somalia o Egipto.
Los migrantes, sobre todo hombres pero también familias con niños, sobrevivían bajo las vías de un metro aéreo en el norte de la capital de Francia, en pésimas condiciones de higiene.
La policía los reunió sin incidentes en el centro de un perímetro de seguridad, antes de que una decena de autobuses los trasladaran hacia centros de acogida de la región parisina, comprobó una periodista de la AFP.
Alrededor de 160 habitantes de ese campamento tenían derecho a solicitar asilo, mientras que 200 personas se hallaban “de paso” hacia otros destinos como Reino Unido o los países nórdicos, según unas entrevistas realizadas antes de la evacuación.
El campamento construido el pasado verano creció de forma repentina en abril como consecuencia, según varias asociaciones, de la creciente llegada de migrantes a las costas italianas a principios de año.
Las condiciones de vida fueron empeorando por la ausencia de estructuras sanitarias, la promiscuidad y la llegada de nuevos refugiados, y las asociaciones temían que el campamento se convirtiera en el centro de tráficos ilegales.
Tres horas después de la intervención en París, la policía desmanteló dos campamentos de migrantes en Calais.
Los habitantes de uno de ellos, situado cerca del Eurotúnel, abandonaron pacíficamente el lugar, según un periodista de la AFP.
Las autoridades locales calculan que unas 140 personas vivían en los dos campamentos desalojados, unas 40 en el primero y unas 100 en el segundo.
Su proximidad con Reino Unido ha convertido Calais en un imán para los clandestinos y en el escenario de frecuentes incidentes que las fuerzas de seguridad no consiguen atajar, pese al envío de refuerzos policiales.
Según las autoridades locales, unos 2.500 migrantes, sobre todo afganos, sudaneses, eritreos y sirios, viven en tiendas de campaña o en refugios improvisados en Calais, desde donde intentan viajar al territorio británico.
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