Con redadas se empuja a miles de indocumentados a buscar rutas cada vez más peligrosas con tal de llegar a Estados Unidos
Fuente: La Opinión
El plan Frontera Sur es un fracaso en los derechos humanos, coinciden analistas. Básicamente porque el gobierno apuesta a dar visas y tarjetas de trabajo a un reducido grupo de migrantes fronterizos con papeles mientras empuja con redadas a miles y miles de indocumentados a buscar rutas cada vez más peligrosas con tal de llegar a Estados Unidos.
La escalada contra la inmigración centroamericana llegó a tal punto que el sacerdote Alejandro Solalinde, fundador de la organización Nuestros Hermanos por el Camino, acusa a las autoridades de “desviar” esfuerzos de grupos que tradicionalmente ayudaban a la diáspora para atacarla.
“Queremos la salida del Grupo Beta del Istmo de Tehuantepec (Oaxaca) porque están siendo usados como vigilancia de migración, para delatar a los migrantes centroamericanos que pasan por México”.
El resultado de estas acciones las midió la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), durante los primeros dos meses del presente año cuando México deportó 25,029 centroamericanos, más del doble respecto al mismo periodo de 2014.
“Nuestra preocupación es que las autoridades mexicanas no estudian debidamente a estos migrantes para garantizar que refugiados y víctimas de trata de personas u otros crímenes serios reciban la protección que requieren y merecen”, dijo Clay Bloggs, representante de WOLA en México.
A los pocos días de arrancar el programa -en julio de 2014- el gobierno mexicano se fue contra “La Bestia”, el tren de carga que cruza el país de sur a norte.
Obligó a los empresarios del ferrocarril a subir la velocidad y lanzó operativos con agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y la policía federal para impedir el abordaje.”Es por su seguridad”, insistió el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.
En días pasados, Manuel Velasco, el gobernador del fronterizo estado de Chiapas, dio un informe triunfal.”Gracias a los operativos, se redujo el flujo de migrantes sobre el tren en un 96%”, dijo.
Lo cierto es que a bordo de La Bestia los inmigrantes sufrían todo tipo de abusos por parte del crimen organizado, desde robos y violaciones sexuales hasta secuestros y asesinatos, pero, ahora “es peor”, dicen defensores de los derechos de migrantes.
“La Bestia era lo más seguro porque debido a la velocidad era un poco más difícil que sufrieran algún tipo de violencia por parte de delincuentes y mafias”, analiza Fray Tomás González, defensor de los derechos de migrantes de “La 72” en Tenosique, Tabasco. “Ahora esto se ha incrementado porque tiene que seguir su viaje por tierra y los hace aún más vulnerables”.
Mónica Mora, historiadora y experta en migración de la Universidad Nacional Autónoma de México, lamentó que el gobierno haya hecho un balance “desequilibrado” del Plan Frontera Sur que “sólo refleja un mínimo porcentaje de beneficios” e ignora “las grandes repercusiones contra la integridad de los migrantes”.
El Gobierno y sus pequeños logros
En una visita a la frontera con Guatemala, Osorio Chong presumió que 140 mil guatemaltecos cuentan ya con visa de trabajadores fronterizos con permisos de movilización hasta 100 kilómetros de la frontera “con las cuales México tendrá una mayor derrama económica”.
También defendió la creación de centros de atención integral al tránsito fronterizo en la región que tiene como objetivo un mejor control aduanero en la zona sur de México, pero poco se habló del flujo indocumentado.
Ignoró dar respuesta a la inmigración por violencia en la que quedan atrapados miles de niños hondureños y salvadoreños, principalmente, y que fueron la causa de la creación del Plan Frontera Sur cuando el presidente Barack Obama, reconoció que la migración de niños no acompañados es una “crisis” de la que México es parte, igual que EEUU y Centroamérica.
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