¿A quien le importa la vida de una niña boliviana?

¿Al Estado?
Que aún sigue mirando para el lado mientras las infancias migrantes esperan, sin poder ejercer su derecho a la reunificación familiar. Que aún no sabe qué hacer con las niñas y niños de Chile que aguardan en residencias, olvidados por políticas públicas ineficaces.

¿A las escuelas?
Testigos del racismo y la xenofobia cotidianas, que reproducen desigualdades y relegan siempre a los mismos: a quienes llegan últimos, a quienes se les reparte la colación después de todos.

¿A los honorables?
Que cierran fronteras y corazones, que legislan con miedo en lugar de con humanidad.

¿A la ANFP, la CONMEBOL o Estadio Seguro?
Que jugaron su partido como si nada, mientras un niño moría aplastado por una estructura del Estado que no lo protegió. La pelota siguió rodando. La vida de él, no.

¿A los candidatos?
Ansiosos por votos fáciles, repitiendo discursos securitistas que criminalizan la movilidad humana, arrastrando a niñas y niños en una crisis que no provocaron.

¿A la justicia?
Atrapada en sus formas y sus tiempos laxos, donde se pierde la niñez y la inocencia.

¿A los colectivos y asociaciones migrantes y pro migrantes?
Fragmentados, atrapados en la trampa del ego de sus liderazgos, especialmente aquellos que se mueven sin pudor entre izquierda y derecha con tal de asegurar su sobrevivencia política. Encerrados en sus nichos, en la nostalgia de sus países de origen, olvidando que aquí, en este sur indiferente, habitan múltiples culturas, sueños y dolores.

¿Y a ti?
¿Te importa la vida de una niña boliviana?