¿Hasta qué punto un clic en internet puede alterar la vida de una mujer? ¿Cómo la viralización de un contenido puede desencadenar consecuencias irreparables?
Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, resulta oportuno reflexionar sobre un tema que pocas veces se discute: la violencia de género en la era digital.
En el contexto actual, el acoso en redes sociales, la difusión no consentida de material íntimo y la humillación pública son formas de violencia que se amplifican con la desinformación, las fakenews y el uso de tecnologías para manipular imágenes o crear deepfakes.
Estas prácticas no solo refuerzan la violencia, sino que también desacreditan a las mujeres, perpetúan estereotipos y alimentan el control sobre sus cuerpos y su sexualidad.
En agosto de 2023, un escándalo en Bolivia conmocionó las redes sociales, protagonizado por Albertina, una tiktoker conocida por su contenido sobre la cultura boliviana, que ha alcanzado más de 6 millones de seguidores. Todo comenzó cuando un audio en el que supuestamente se escuchaba su voz se filtró en las redes sociales.
En la grabación difundida, se escuchaba aparentemente, a una mujer en una situación íntima. Alguien, además, realizó un montaje con la foto de Albertina, colocó el audio detrás y comenzó a difundir el contenido.
Quienes interactuaron con la publicación no tardaron en burlarse de la creadora de contenido, hostigarla y ejercer violencia digital contra ella haciendo comentarios misóginos.
Rápidamente, la grabación se viralizó desatando una ola de hostigamiento contra Albertina. Así, lo que podría haber sido un espacio para la expresión de ideas y manifestar los derechos de las mujeres, se transformó en una maquinaria imparable de violencia.
Según un estudio realizado por la ONG Amaranta en 2020, el 73,8% de las personas entrevistadas reportaron haber sufrido algún tipo de violencia en internet. Los ataques más frecuentes incluyen violencia verbal, acoso y la distribución de material íntimo sin consentimiento. Ese mismo año, en conjunto con Fundación Datos Protegidos y ONU Mujeres, Amaranta presentó el informe Violencia digital: experiencias de niñas y adolescentes de Chile, el cual evidenció que las menores de edad se encuentran tres veces más expuestas a ser víctimas de violencia digital.
En el caso de la grabación de Albertina, alguien utilizó una foto de ella y la editó junto a al audio y dio origen a una ola de más violencia.
Karen Vergara, cofundadora de Amaranta, señala que uno de los tipos más comunes de violencia digital en Chile es el ciberacoso. Sin embargo, existe una forma más íntima y dañina de violencia: la difusión no consentida de material de pareja, la creación de memes humillantes y el envío de contenido sexualmente agresivo.
Por su parte, Sara Sanabria, periodista y tiktoker trans boliviana, habló en sus redes sobre cómo la sociedad castiga injustamente a las mujeres por su sexualidad, y cómo, a menudo, enfrentan un acoso constante en las redes digitales.
En tanto, Albertina tuvo que salir a aclarar que ella no era la protagonista del audio ¿Por qué tendría que dar explicaciones? se preguntó, Sanabria, respondiendo a la par, que la joven influencer sintió la necesidad de enfrentarse a quienes se ocultan tras una pantalla y creen tener el derecho de juzgar, atacar y violentar a una mujer.
Según las Naciones Unidas, “la violencia contra las mujeres es un problema omnipresente en todos los países del mundo y una violación sistemática y generalizada de los derechos humanos, con alto grado de impunidad”.
Para la abogada Jessica Matus, especialista en protección de datos personales, privacidad y ciberseguridad, Internet y las redes sociales han creado nuevas formas de violencia contra las mujeres: “…vivimos en la era de la cuarta revolución donde el uso intensivo de dispositivos móviles, Internet y redes sociales digitales, servicios como la mensajería a la geolocalización han servido también como causa para que proliferen una serie de conductas de violencia contra la mujer y se ha comprobado en muchas ocasiones que Internet y sus servicios se utilizan para amedrentar, acosar, humillar, chantajear a mujeres”.
El respeto por los derechos de las mujeres no debe limitarse a un solo día del año. Antes de comentar o compartir contenido en redes sociales, es importante cuestionarse si esa acción contribuye a perpetuar la violencia de género o a erradicarla.