8M: Las mujeres haitianas migrantes, una lucha contra el ostracismo y la violencia sistémica

El Día Internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo, no es solo una fecha conmemorativa; es un llamado urgente a la acción, especialmente para aquellas mujeres cuyas voces han sido históricamente silenciadas. Este año, queremos centrar nuestra atención en las mujeres migrantes de América Latina y el Caribe, en particular las mujeres haitianas, quienes, más allá de las fronteras, cargan con las cicatrices de un sistema que perpetúa su vulnerabilidad. Es momento de reconocer su realidad y tomar acciones afirmativas para garantizar su dignidad y derechos.

Las mujeres haitianas en su territorio de origen: víctimas de múltiples vulnerabilidades

Haití, un país marcado por crisis políticas, sociales y naturales, ha sido testigo de niveles alarmantes de violencia de género en los últimos años. Desde 2021, los informes han documentado atrocidades que no solo reflejan el fracaso del sistema judicial haitiano, sino también la falta de una respuesta internacional adecuada. Las mujeres y niñas haitianas enfrentan violencia sexual, secuestros, torturas y desplazamientos forzados, agravados por la pobreza y la exclusión social.

  1. Desplazamiento interno y vulnerabilidad: Además de la violencia sexual, las mujeres también se ven gravemente afectadas por el desplazamiento interno. Representan el 60% de las personas que necesitan asistencia de emergencia en Haití. De manera desproporcionada, las mujeres y niñas carecen de alimentos, agua y atención médica, lo que perpetúa la violencia sexual en los refugios, incluyendo la práctica depredadora conocida como «sexo por refugio». [Fuente: Instituto de Justicia y Democracia en Haití (IJDH), Human Rights and the Rule of Law in Haiti: Key Recent Developments June through November 2021 (2021)].
  2. Mortalidad materna: Haití tiene la tasa de mortalidad materna más alta del hemisferio occidental. Las mujeres embarazadas no reciben atención médica adecuada ni satisfacen sus necesidades básicas, en gran parte debido a la negativa del gobierno a invertir en salud sexual y reproductiva. La escasez de combustible agrava aún más esta situación, aumentando el riesgo de muerte para las mujeres embarazadas y los recién nacidos. [Fuente: Instituto de Justicia y Democracia en Haití (IJDH), Human Rights and the Rule of Law in Haiti: Key Recent Developments December 2021 through June 2022 (2022)].

La violencia sexual en Haití está profundamente enraizada en un contexto de impunidad. Casos como las violaciones masivas en Cité Soleil o la práctica de «sexo por refugio» en los campamentos para desplazados internos evidencian cómo las mujeres son constantemente despojadas de su humanidad. Además, el sistema judicial ha fallado en brindar justicia: solo 10 de los 528 casos apoyados por organizaciones legales desde 2010 han llegado a juicio. Este nivel de abandono institucional no solo perpetúa el sufrimiento de las víctimas, sino que también normaliza la violencia.

Cuando el refugio para sobrevivir se convierte en otra forma de violencia

En Haití, existe una lesión transgeneracional que afecta a quienes habitan su territorio. Desde la idea de «nacer sin derechos» (Nou fèt san dwa), ningún Estado ha logrado garantizar los derechos básicos de los nacidos y los que están por nacer. Según las últimas noticias de [Vant bèf Enfo], la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informa que más de 42,000 personas fueron desplazadas al interior de la zona metropolitana de Puerto Príncipe después de la escalada de violencia armada el 14 de febrero de 2025. Este desplazamiento masivo constituye el registro más importante desde el inicio del seguimiento de emergencias por la Matrice de Suivi des Déplacements (DTM).

Distribución de los desplazados:

  • El 50% se encuentra en la comuna de Delmas.
  • El 44% en Puerto Príncipe.
  • De los 42,538 desplazados, el 67% (28,674 personas) están alojados en 41 sitios, 32 de los cuales ya existían antes de esta crisis, mientras que 9 fueron implementados recientemente.
  • El resto encontró refugio en hogares de familiares o familias de acogida.

La crisis actual ha agravado la situación de muchas personas que ya estaban desplazadas. Además, la apertura de nuevos sitios, que albergan a 18,862 personas, ha obligado a estas a buscar nuevas soluciones con urgencia. La OIM, en colaboración con las autoridades locales, intenta responder a esta crisis humanitaria sin precedentes. Sin embargo, las necesidades de ayuda urgente siguen siendo enormes y la situación continúa siendo crítica.

La migración como escape y reto

Para muchas mujeres haitianas, la migración representa una esperanza de escapar de la violencia y la pobreza, pero más allá de las fronteras enfrentan nuevos desafíos. Las mujeres migrantes, especialmente aquellas en situación irregular, son altamente vulnerables a la explotación laboral, la trata de personas y la violencia de género. Enfrentan barreras lingüísticas, discriminación racial y falta de acceso a servicios básicos, lo que las coloca en una posición de exclusión social extrema.

En el contexto migratorio, las mujeres haitianas no solo cargan con el trauma de la violencia vivida en su país de origen, sino que también enfrentan sistemas de acogida que carecen de políticas con enfoque intercultural, afrodescendiente y de género. Es imperativo que las mujeres que pueden marchar este 8M recuerden a este grupo invisibilizado. Debemos trabajar con los Estados receptores para implementar medidas que garanticen la protección de estas mujeres, asegurando su acceso a refugios seguros, atención médica y apoyo psicológico.

Lo que este 8M exige para las mujeres migrantes y haitianas

El 8 de marzo, más allá de ser el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres, debe recordarnos que el feminismo debe ser antirracista, descolonial, antipatriarcal y pro migrante. El trato equitativo no puede estar condicionado por la geografía. Este día debe ser una plataforma para visibilizar y exigir acciones concretas en favor de las mujeres en contextos desfavorables, tanto dentro como fuera de las fronteras de sus países.

Las acciones afirmativas urgentes incluyen:

  1. Fortalecer los sistemas de justicia y protección en la región: Es fundamental invertir en la formación de cuerpos judiciales y policiales con enfoque de género y antirracista, garantizando que los casos de violencia contra mujeres y niñas sean investigados y sancionados.
  2. Implementar políticas migratorias con enfoque de derechos humanos: Las mujeres migrantes, especialmente aquellas en situación irregular, deben tener acceso a servicios esenciales, incluyendo refugios seguros, atención médica integral y orientación para una inclusión social plena.
  3. Apoyar a las organizaciones locales: Las organizaciones de la sociedad civil en Haití han desempeñado un papel crucial en la denuncia de violaciones de derechos humanos y en el apoyo directo a las víctimas. Estas iniciativas deben recibir apoyo financiero y técnico para ampliar su alcance.
  4. Reconocimiento y reparación: Las sobrevivientes de violencia de género deben recibir apoyo psicológico, médico, económico y social que les permita reconstruir sus vidas con esperanza.
  5. Educación y sensibilización: Es necesario promover campañas que desmantelen las estructuras patriarcales y racistas que perpetúan la violencia contra las mujeres, tanto en el país de origen como en los países de acogida.

Más allá de las cifras: un llamado a la acción

Las historias de las mujeres y niñas que ya no están, que el patriarcado, el racismo y la xenofobia han destruido, no deben reducirse a estadísticas desgarradoras. Son un llamado a la humanidad colectiva y a la responsabilidad de los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil.

El Día Internacional de la Mujer es un recordatorio de que no podemos permitir que un grupo de mujeres siga siendo invisible. Sus vivencias son una denuncia viva del ostracismo de los sistemas que deberían protegerlas. Este 8M, hagamos de sus demandas una prioridad. Reconozcamos su resiliencia, pero también su derecho inalienable a una vida libre de violencia y discriminación.

Porque, más allá de las fronteras, las mujeres migrantes haitianas son un tema urgente. Y porque, ante el ostracismo del sistema, somos y seremos tema.

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