La violencia de género, un delito que oculta el cuerpo de las mujeres negras

El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, crucial para visibilizar las injusticias que enfrentan las mujeres en todo el mundo. En este contexto, resulta fundamental destacar la violencia de género que afecta particularmente a las mujeres negras desde una perspectiva interseccional. Las mujeres refugiadas y migrantes, especialmente, enfrentan una situación de extrema vulnerabilidad. Según los últimos reportes de ONU Mujeres, 300.000 mujeres y niñas desplazadas en Haití viven en condiciones alarmantes, agravadas por la inestabilidad política, la violencia de bandas y las temporadas de huracanes. En este contexto, el cuerpo de estas mujeres es usado como herramienta de guerra en conflictos entre grupos armados.

La era de violencias sin parar

En Haití, donde el 54% de las 580.000 personas desplazadas internas son mujeres y niñas, los campamentos provisionales desatienden sus necesidades básicas y las exponen a un alto riesgo de violencia sexual y de género. Este fenómeno no solo constituye un delito, sino que también evidencia problemáticas interseccionales frecuentemente ignoradas en el discurso público y en la agenda política regional.

Las mujeres negras han sido históricamente objeto de múltiples formas de violencia: física, sexual y estructural, perpetuadas por sistemas que silencian sus voces y ocultan sus luchas. La violencia de género no solo se alimenta del racismo y la opresión, sino que intensifica el sufrimiento de aquellas que enfrentan múltiples formas de discriminación.

Desde el ser Migranta y/o refugiada

En Chile, donde la población afrodescendiente ha sido históricamente marginada, las mujeres negras enfrentan desafíos únicos. La falta de acceso a la justicia, su invisibilización en las políticas públicas y su ausencia en espacios académicos crean un entorno propenso a la violencia. Según estadísticas de 2023, 8 de cada 10 denuncias por violencia intrafamiliar fueron interpuestas por mujeres. Sin embargo, muchas víctimas no denuncian por miedo a la revictimización o por desconfianza en un sistema que ignora su dolor.

La Fundación Cónclave Investigativo de las Ciencias Jurídicas y Sociales (CIJYS), que tengo el honor de presidir, trabaja para visibilizar estas problemáticas y acompañar a las mujeres víctimas desde un enfoque sociojurídico y de justicia lingüística. Abogamos por políticas públicas inclusivas donde las mujeres negras tengan una participación activa en la creación de soluciones efectivas.

Permitir que la violencia de género siga siendo un delito que silencia a las mujeres negras nos convierte en cómplices del patriarcado. Hoy, nuevamente, las mujeres negras se encuentran en la línea de vulnerabilidad socioeconómica. Muchas de ellas, tras huir de la violencia, no pueden reunirse con sus familias. La urgencia de alzar la voz, exigir justicia y construir equidad es más apremiante que nunca. La lucha contra la violencia de género es, en última instancia, una lucha por la dignidad y el respeto hacia todas las mujeres, especialmente aquellas cuyas historias han sido silenciadas durante demasiado tiempo.

Actualidad y validación de la violencia sexual como método de tortura por algunos países

Casos recientes revelan el uso de la violencia sexual como herramienta de tortura, un crimen que, aunque condenado internacionalmente, aún persiste en conflictos armados. Medios internacionales informaron este lunes de que un detenido palestino fue violado en grupo por varios soldados israelíes y llevado a un hospital tras sufrir graves heridas que le dejaron incapacitado para caminar.

Según el periodista Ben Ephraim el ministro ultraderechista de Seguridad Nacional del país, Itamar Ben Gvir, tuvo un papel decisivo en el tratamiento de los detenidos en Sde Teiman.

Todavía lamentablemente se cree que la violencia sexual es legitima como arma de guerra convencional, siendo que las agresiones sexuales como arma constituyen un crimen contra la humanidad. En 2008, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la resolución 1820, que clasifica la violación y otras formas de violencia sexual como crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Este 25 de noviembre, invito a todas y todos a unirse a esta causa. Juntas y juntos podemos derribar las barreras que perpetúan la violencia y construir un futuro donde cada mujer, especialmente las mujeres negras, viva libre de violencia y en plena dignidad. Como expresó Angela Davis: «El feminismo es la idea radical que defiende que las mujeres somos personas». Este llamado incluye a todas las mujeres, sin distinción.

Avancemos juntas, sosteniéndonos mutuamente, y hagamos minga para llevar luz a esta urgente necesidad de libertad. Así venceremos todo tipo de violencias.