¿Qué conmemoramos en el Día de la Mujer Afrodescendiente?

Desde 1992 cada 25 de julio se conmemora el Día internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, fecha establecida para recordarnos las brechas aún persistentes donde la raza, género y clase se posicionan como elementos que entrecruzados profundizan la exclusión y marginación. Estos vienen heredados de la época colonial donde la creación de categorias raciales sirvió como argumento para justificar la deshumanizacion hacia los cuerpos negros y así, dar cabida a la esclavizacion.

Si bien este proceso de abuso culminó formalmente en la primera mitad del siglo XIX, sus consecuencias aún se hacen notar en el cotidiano de las personas negras que residen en el continente africano y  en su diáspora. De esta forma, me parece importante precisar el contexto actual de algunos territorios de áfrica, haciendo un zoom a una situación que para muchos pasa desapercibida.

El Sahel, territorio compuesto por 10 países- de los cuales en 6 se han realizado golpes de estado- y que alcanza cerca de 400 millones de habitantes, es una de las zonas más afectadas por la crisis climática a pesar de que su población tiene una contribución mínima a este. Al ser un territorio con importantes recursos naturales los conflictos armados sumados a la intervención externa de otros países del “primer mundo” han causado que millones de personas deban desplazarse a otros territorios buscando resguardo junto a miles de víctimas que han fallecido producto de la crudeza de la violencia.

En Níger la presencia de grupos armados y un consecuente golpe de estado han generado una emergencia humanitaria causando que gran parte de la población enfrente la hambruna extrema y que aproximadamente 200.000 personas deban desplazarse internamente. Sumado a ello el intervencionismo específicamente ruso juega un rol central en el abastecimiento de armamento ofreciendo apoyo a los grupos golpistas. A raiz de lo anterior, la región del Sahel en 2023 se posicionó como el epicentro del terrorismo a nivel mundial.

Situación similar vive la población en República Democrática del Congo, territorio rico en recursos varios de ellos estratégicos para las revoluciones tecnológicas que vive el mundo, tanto la digital como la verde y otros de interés tradicional, como el oro. Diversas organizaciones manifiestan que el extractivismo es una de las fuentes de la mantención de la inestabilidad, puesto que se ha evidenciado que las empresas dedicadas a la extracción de diversos minerales contactan a jefes de grupos nativos ofreciéndoles dinero para generar conflicto en la zona y así desplazar a la comunidad,dejando el territorio libre para la extracción.

Por otro lado, en Sudán desde abril del año pasado se vive un enfrentamiento entre el mayor grupo paramilitar de la zona (Fuerzas de Apoyo Rápido) y las fuerzas militares del gobierno (Fuerzas Armadas Sudanesas) donde se ha hecho uso de armamento pesado tales como tanques y aviones de guerra dentro de las zonas más pobladas del país, destruyendo todo a su paso incluyendo los principales hospitales. Es así cómo este conflicto tiene a 6 millones de personas a un paso de la hambruna y a millones de mujeres y niñas en una situación de extrema vulnerabilidad ante la violencia sexual que se posiciona como arma de guerra.

Después de esta breve exposición sobre la situación actual (con una lista interminable de países que quedan en el tintero por nombrar), queda en evidencia lo poco que sabemos sobre lo que ocurre en el continente Africano. Y obviamente no es azaroso. Mientras el mundo se estremece por los conflictos en Europa y Medio Oriente (que son tremendamente horribles), lo que ocurre en África ante los ojos del mundo es lo normal.

Lo normal es ver a personas negras empobrecidas. Lo normal es ver a niños y niñas negras en estado de desnutrición. El racismo nos ha hecho creer que la subordinación de la negritud es lo normal. Si bien los procesos de esclavización formalmente se terminaron, sus repercusiones se siguen viviendo en los diferentes continentes, el mundo que conocemos hoy se sostiene en base al extractivismo y precarización de áfrica.

En latinoamérica la negritud ha sido vista como lo no deseado, en el proceso de construcción de los estados posterior a la independencia se mantuvo un énfasis en la exclusión étnica y racial con la intención de situar a la blanquitud como el eje para el ejercicio pleno de la ciudadanía. Particularmente en Chile la negritud es sinonimo de lo ajeno, desconocida por muchos como una herencia fenotipica y cultural que, en efecto, se encuentra presente desde la época colonial con la llegada de personas en situación de esclavitud. Así mismo, los procesos migratorios que siempre han existido, pero que contemporáneamente se delimitan en el periodo de los noventa en adelante, han robustecido la multiculturalidad dentro del territorio nacional.

¿Cuál es la situación de las mujeres negras en este contexto? Los cuerpos femeninos han sido replegados a la parte inferior dentro de la jerarquía social ocupando una situación de menor privilegio dentro de la estructura económica, política y social. Por ejemplo en el ámbito laboral, la división sexual y racial del trabajo ha naturalizado el vínculo entre negritud y roles de servicio (cocineras, lavanderas, niñeras) dificultando su inserción en otros sectores, debiendo enfrentar una doble barrera al momento de aplicar a puestos de trabajo fuera de ese rango. Así mismo, la hipersexualización se encuentra presente en el imaginario colectivo donde el cuerpo femenino negro encarna una representación de erotismo desenfrenado que recubre su identidad, mientras que se les ignora como personas integrales con subjetividades propias e intelectualidad.

En mi experiencia como facilitadora de espacios de formación en interculturalidad vi de primera fuente que la diversidad cultural, particularmente la negritud es un factor que incomoda, la deshumanización heredada de la esclavización trae como consecuencia una mirada de salvajismo que convierte a las mujeres negras en madres despreocupadas y negligentes, en pacientes difíciles de tratar porque prefieren medicina natural, en niñas con peinados llamativos que se pueden tocar sin su consentimiento, en mujeres que supuestamente tienen mayor resistencia al dolor y que los hospitales envían a casa cuando se encuentran en sufrimiento y en personas que viven en condiciones de hacinamiento “porque les gusta vivir así”.

Por tanto, este Día de la Mujer Afrodescendiente nos invita a reconocer los diversos campos donde se despliega el racismo, a mirar cómo se construyen las representaciones de la afrodescendencia y sus implicancias a nivel político, social y cotidiano. Así mismo, dar espacio para valorar la tremenda riqueza cultural de las diferentes afrodescendencias.

Referencias

Amnistía Internacional (29 de septiembre de 2023). ¿Qué está pasando en el Sahel? Seis crisis de derechos humanos en 2023. Recuperado de https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/que-esta-pasando-en-el-sahel-seis-crisis-de-derechos-humanos-en-2023/

Comisión Económica para América Latina y el Caribe. 2018. Mujeres afrodescendientes en América Latina  y el Caribe: Deudas de igualdad. Recuperado de Mujeresafrodescendientes en América Latina y el Caribe: deudas de igualdad (cepal.org)

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