Hasta el 12 de diciembre se estará llevando a cabo en Emiratos Árabes la 28ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas. Y a pesar de que las negociaciones no van en la línea de lo que activistas quisieran, como ha pasado año tras año, ven al espacio de la COP28 “como una oportunidad crítica para plantear nuestras demandas e intensificar nuestra lucha por la justicia climática y el cambio de sistema”. Así lo han manifestado en Chile con la convocatoria “¡La vida no está en venta!” donde este sábado 9 de diciembre se dieron cita frente a La Moneda.

El objetivo fue dar visibilidad a sus demandas, que son transversales. Porque “la justicia climática es también justicia social y comunitaria”, tal como afirmó en la conferencia de prensa realizada en medio de la acción, Francisca Fernández, dirigenta del Movimiento por el Agua y los Territorios MAT. “Luchamos por la soberanía y autodeterminación alimentaria y energética, y por la reivindicación de la gestión comunitaria de las aguas, concibiéndonos como parte de la naturaleza, sujeta de sus Derechos. Por lo mismo la justicia climática también incluye la lucha por la desprivatización de las aguas, la recuperación y restauración de los territorios, y la protección de todos los ecosistemas frágiles, como los glaciares, bosques y montañas”, recalcó.

Para Rayen Rupayan, de la organización mapuche Wechekeche Ka Itrofillmongen, habitar los territorios en sacrificio, la criminalización y la injusticia son “parte de nuestra realidad”. “Las negociaciones que pretenden perpetuar el mismo modelo extractivista ya no son viables, y la defensa y protección territorial son la alternativa de las comunidades”, afirma Rayen. A la vez, cuestiona el término “desarrollo” y sus beneficiarios: “. Defendemos la necesidad urgente de las comunidades por sobre el empresariado y el supuesto «desarrollo sostenible». Basta de criminalizar las luchas territoriales en dónde se están poniendo el cuerpo a disposición”.

Esta transversalidad de la demanda, incluye también la situación de la migración climática. “Hoy, la crisis climática es una realidad para los pueblos del mundo, que también cruzamos fronteras por diferentes razones, entre ellas, las consecuencias del extractivismo y las decisiones políticas de los estados, obedientes a un modelo neoliberal devastador y que continúa expulsando a distintas comunidades del sur global”, afirmó desde la Coordinadora Nacional de Inmigrantes de Chile, Manuel Hidalgo. “Las personas migrantes y solicitantes de refugio, demandamos la regularización para tener una vida digna, el reconocimiento del refugio climático, y que se visibilice la interseccionalidad de las migraciones”, concluyó.

En el sentido de la justicia climática, la activista Lucía Sepúlveda de Chile Mejor sin TLC alerta respecto al tratado que firmó Chile con la Unión Europea diciendo que “es todo lo contrario de la justicia climática. El gobierno de Boric aceptó sacrificar a comunidades indígenas y campesinas del norte y el sur, y los territorios que habitan, para que los europeos cuenten con baterías de litio para sus autos. Este tratado resuelve problemas de esos países del norte global, y hará más difícil la vida para las comunidades en Chile”. Así mismo llama a rechazar este acuerdo. “No queremos más hechos consumados que profundizan la crisis climática y llamamos a levantar desde los territorios y sus organizaciones  un firme No al Tratado Chile-Unión Europea”, sostiene.

La organización XR y la Confederación de Estudiantes de Ciencias Ambientales de la Educación Superior (Cecades) también estuvieron presentes a través de la voz del dirigente Hans Hubbe. “En este momento crucial de la historia climática, las juventudes alzamos nuestra voz con una mezcla de desencanto y urgencia. Los sucesos ocurridos en la COP 28 y la gravedad de negociar combustibles fósiles en plena crisis climática nos impactan profundamente”. Hubbe cuestionó las negociaciones y exigió un “compromiso real hacia la transición socio ecológica justa, sin engaños. El futuro ya no está en juego, es el presente, y no estamos dispuestos a conformarnos con soluciones a medias. Somos testigos de la sexta extinción masiva de especies y niveles récord de temperatura en el océano y en la superficie”.

Junto a la protesta, la propuesta se ha dado a conocer en las declaraciones de los activistas. Quienes tienen como primera bandera esta propuesta son quienes hacen parte de la Alianza Basura Cero, que expuso su punto a través de Francisco Manosalva. “Basura Cero es una solución de fondo, no solo al problema de la basura, sino que también a la triple crisis planetaria: climática, de biodiversidad y de contaminación. ¿Por qué? Porque se propone terminar con la producción lineal que destruye la naturaleza para transformarla en bienes de consumo masivo diseñados para convertirse rápidamente en basura. Basura cero también implica disminuir la presión sobre los ecosistemas y reducir nuestro consumo de energía, algo fundamental para abordar la crisis climática, y para que la transición energética no termine destruyendo más nuestros territorios”, afirmó.

La activista  Mafalda Galdames habló a nombre de la Marcha Mundial de Mujeres, para poner el acento en cómo las mujeres enfrentan la crisis climática. “Somos las mujeres las que vivimos las consecuencias directas del extractivismo en nuestros territorios, de la contaminación por efectos de gases tóxicos que emanan de las empresas, de los contagios por uso indiscriminado de los plaguicidas en las plantaciones forestales y frutales para la exportación, de la escasez de agua, de la carencia de servicios apropiados en vivienda, salud y educación para la infancia, de la mala alimentación producto de la propaganda engañosa, de los medios de comunicación que mantienen ocultos los impactos del sistema que atenta contra la vida y potencia las ganancias ilimitadas de las corporaciones que dirigen el mundo desde sus sillones gerenciales”.

La interpelación se suma a “un llamado a las autoridades para que escuchen nuestra voz, un llamado en solidaridad con el mundo para frenar las falsas soluciones, un llamado a pensar que nuestros bienes, son los bienes de la naturaleza y que la naturaleza requiere de nuestra defensa”. El mismo acto de solidaridad expresaron hacia las comunidades en Palestina que viven lo peor de la injusticia social y climática, ante los ojos de la comunidad internacional.

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