La incapacidad para responder de manera efectiva y articulada, a la crisis humanitaria que atraviesa la región, sumado a las denuncias y advertencias que se hicieron en estos últimos cuatro años, por parte de instituciones de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil, nos lleva a concluir que en Chile la política migratoria del gobierno de Sebastián Piñera, FRACASÓ.
Desde un inicio, las medidas implementadas, junto al proyecto que se convirtió en la nueva Ley de Migración y Extranjería y que ya entró en vigencia con su reglamento, han tenido un enfoque securitista, sin lograr dar solución ni generar una mejor gestión de la migración y el refugio en el país.
La criminalización, las nuevas restricciones, un proceso de regularización que dejó por fuera a miles de personas, expulsiones colectivas ilegales, las muertes en frontera, los problemas de orden público que se vuelven más visibles en el norte grande, la justicia y violencia en manos de civiles, el aumento de ingresos por pasos no habilitados, la vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes, el tráfico de migrantes, la trata de personas, así como la arbitrariedad en las reconducciones, las dilataciones y fallas en el sistema para los trámites migratorios, que hasta hoy día persisten, son responsabilidad de la política migratoria diseñada e implementada por este gobierno.
Recordamos que la crisis humanitaria no ha sido responsabilidad de los grupos más empobrecidos y precarizados. Lamentablemente vemos como aumenta la xenofobia, el racismo y la aporofobia, alimentados por discursos gubernamentales y de sectores de la sociedad que tienen una perspectiva limitada de la compleja situación, en regiones donde ya existen problemas estructurales desde hace mucho tiempo.
En este sentido, regular las fronteras no significa vulnerar los derechos de las personas, discriminarlas y mucho menos deshumanizarlas. Reiteramos el llamado para que la migración en Chile deje de concebirse como un problema y un asunto de Seguridad Nacional, y sea abordada desde una perspectiva de Derechos Humanos.
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