La demanda migrante para este 8M es “Que migrar sea florecer y no desaparecer”

El Día Internacional de la Mujer no es una fecha de celebración sino de conmemoración de la lucha de la mujer por su emancipación, participación en todas las esferas de la sociedad, desarrollo íntegro como persona y una vida libre de violencia.

La fecha se instaló durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague en 1910, donde la activista marxista Clara Zetkin propuso la celebración del «Día de la Mujer Trabajadora». En Europa, se comenzó la conmemoración el 8 de marzo de 1911. En Chile, la fecha se recuerda desde 1936, cuando el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH) lo instaló en el país, bajo la consigna “Perseguimos que la mujer salga de la esfera estrecha del hogar y que pase a ocupar mediante su inteligencia, el puesto que verdaderamente le corresponde”. En 1975, la fecha fue institucionalizada por las Naciones Unidas con el nombre de Día Internacional de la Mujer.

Por ser una fecha global, las mujeres y disidencias migrantes feministas nos hemos movilizado para el 8M desde nuestros países de origen y en los diferentes lugares donde hemos estado, porque donde vamos también está el patriarcado. Al llegar a Chile, comenzamos a participar también en los diferentes movimientos feministas, a pesar que para las migrantes nos cuesta más asumir el activismo, por tiempo, por priorizar nuestra fuente de sobrevivencia, por las distancias, y porque no se nos reconoce nuestro derecho a participar políticamente igual que a las chilenas.

Desde la gran movilización del 8M de 2020, que fue una convocatoria multitudinaria con más de 2 millones de personas en Santiago, surgió la necesidad de instalar un Comité Migrante en la Coordinadora Feminista 8M, para tener un trabajo más constante y transversal. Es así que a mediados de 2020 se activó el Comité Migrante con compañeras de diferentes nacionalidades y chilenas viviendo en el extranjero. Entre las actividades que hemos tenido está la coordinación del Eje de Migración y Refugio en el III Encuentro Plurinacional de las y les que luchan, realizado en febrero pasado, acciones de denuncia por la criminalización de la migración, la militarización de las fronteras, la precarización de las trabajadoras migrantes, la violencia racista y contra la nueva Ley de Migraciones y Extranjería.

Como parte del movimiento migrante, también apoyamos y actuamos para instalar las candidaturas de migrantes en el proceso constituyente. Es un pequeño avance que no fue fácil, porque el principal requisito para presentarse como candidata a elecciones de participación popular es tener nacionalidad chilena que, en algunos casos, significó renunciar a su nacionalidad de origen. Para el 11 de abril, hay candidatas a constituyentes y a concejalas, y eso es un ejemplo para todas las mujeres migrantes que quieren no solo hacer activismo sino participar políticamente en las decisiones del país donde eligieron vivir.

La violencia patriarcal no reconoce fronteras

Para este año, la Coordinadora Feminista 8M ha llamado a una jornada de movilización y huelga general feminista bajo la consigna Contra el patriarcado y el terrorismo de Estado, que engloba las luchas que afrontamos las mujeres y disidencias cuando migramos.

La huelga general feminista se define antirracista, anticapitalista, transfeminista, lesbofeminista, disidente, plurinacional, anticarcelaria, migrante, transfronteriza, antinegacionista, antiextractivista, antifascista, transgeneracional e inclusiva.

Desde la última marcha del 8M de 2020, tuvimos que afrontar no solo la pandemia del Coronavirus, sino también la agudización de la violencia de género, la xenofobia, el racismo y la deshumanización de las personas migrantes. Aunque aumentaron las denuncias por violencia intrafamiliar, hay un subregistro de casos contra las migrantes, porque muchas al no tener regularización migratoria no quieren denunciar por temor a ser deportadas. Se usó la migración como foco durante la pandemia, para invisibilizar la falta de estrategias y políticas adecuadas para enfrentar la crisis.

El Covid empobreció aún más a las personas migrantes, muchas perdimos nuestros trabajos o tuvimos que aceptar la reducción de salarios, algunas con el Teletrabajo tuvimos que hacer triple jornada laboral cuidando y compartiendo celulares o computadores con nuestras hijas e hijos estudiantes en casa. Aprendimos nuevas formas de ahorrar y volvimos a participar en ollas comunes, como lo hicimos en nuestros países en el pasado. Muchas migrantes no pudieron seguir pagando sus arriendos y, sin acceso a beneficios, no les quedó otra opción que volver a sus países de origen, solicitando en las puertas de sus consulados un retorno humanitario.

A pesar de todas las adversidades, nos unimos para luchar juntas y juntes, teniendo presente que es mascarilla, no es bozal, y que la migración es un derecho y no un delito, que elegimos Chile para vivir y no para morir. Tenemos demandas urgentes que fueron plasmadas en el último Encuentro Plurinacional de las y les que luchan, como: Regularización migratoria sin condiciones; visibilizar las violencias que viven los grupos migrantes, como los niños, niñas y adolescentes; desmilitarización de las fronteras; mantener y defender los derechos logrados; reconocimiento del estatus de refugio y detener la persecución de refugiadas; denunciar el racismo contra las maternidades de madres migrantes, donde las instituciones han quitado custodias; presionar para la inscripción de hijas e hijos con padres migrantes; y el reconocimiento al derecho a migrar.

Falta mucho por hacer con los grupos más vulnerables y marginados en contexto de migración, como las personas que se identifican como LGBTI, que ni siquiera son contadas en las estadísticas sobre migración. Queda pendiente exigir que se incorporen variables como la identidad de género y la orientación sexual para recopilar datos sobre sus experiencias y desigualdades.

¡Que migrar sea florecer y no desaparecer!

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