A finales de octubre cumplí 20 gloriosos años en Perú, al que llegué de mi natal Colombia sin saber lo que me esperaba. Mi condena fue pagada, ya puedo irme del país. Y pasa que al final me siento como el personaje de Ellis Boyd “Red” Redding de la película “Shawshank Redemption” (para los que saben de cine).
Solo muerta sería separada de mi hija, mi todo, mi ser. Pero además debes aprender que cuando ella este grande, tomará su propio camino y la decisión de quedarte en un país racista, xenófobo y machista lo debes asumir con la madurez de lo que haría cualquier ser vivo por sus hijos.
En los últimos años he venido luchando para que no le pase a otra extranjera lo que me paso a mí, y lamentablemente no tengo historias de triunfos. La última fue la argentina Natalia, a quien llegue a querer como una hermana menor. El perfil de todas, unas con más sangre y dolor que otras, pero la misma historia. Extranjera, enamorada de un peruano, casada y con niños, víctima de violencia familiar. Denunciada, demandada y aturdida en medio de un marasmo emocional que incluye el fracaso y la derrota, en la más absoluta soledad en un país poco empático y normalizador de la violencia hacia las mujeres.
En busca de ayuda tocamos todas las puertas de las ONGs, colectivos y movimientos feministas del Perú, sin éxito. Pensé en el feminismo como tabla de salvación para lograr una Ley migratoria que nos amparara ante tanta violencia.
Al feminismo lo veía como la unión de todas las mujeres de cualquier nacionalidad, estrato, educación, raza, etc.; luchando contra la injusticia impuesta por una sociedad patriarcal, machista y abusiva. Siglos de siglos de normalización de la discriminación, violencia y abuso contra nosotras. Ese es mi concepto personal del feminismo.
Quizás la sociedad peruana ha normalizado tanto lo incorrecto que olvidó los principios básicos, hasta de civismo. Tirar basura a las calles, orinar, golpear a los más débiles, abusar, violar y hasta asesinar, es la normalidad de muchos peruanos. Dios te salve decirlo en voz alta, más aún una extranjera miserable, desagradecida, que seguramente no tenía donde caerse muerta y viene a el país más adinerado y avanzado de la región; negra venezolana muerta de hambre (ahora que está de moda la xenofobia contra los venezolanos) hablando mal del país que te da de comer (porque me regalan comida, casa y todos los gastos de mi vida, soy de los pocos seres humanos en el mundo que no paga impuestos). También puedes optar por vivir en una burbuja social cómoda, con la venda que caracteriza a esa clase media que, si no le sucede a ella o sus amistades, minimiza la problemática o simplemente niega su existencia.
Ya se acerca el 25 de noviembre “Día de la no violencia contra la mujer”, y como todos los años se preparan actividades por los grupos feministas peruano, en muchos casos con el aval del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, a quienes muchas llamamos el ministerio del macho peruano, porque se preocupa muy poco de las mujeres que no tienen contacto o prensa, como las extranjeras, a quienes incluso no reconocía como seres humanos con derechos por mucho tiempo. Ese feminismo que refleja lo que acontece en la sociedad en general, donde muchas veces no empatiza con la victima ni tiene la tan mentada sororidad, por que el agresor es su pata feministo progre, parte de su familia o círculo más allegado, o una compa feminista.
Denunciar se ha vuelto un acto de valentía y heroísmo, porque no solo serás atacada por la sociedad sin sensibilidad, educación y empatía, sino también por las feministas que se suponía solidarias de género, pero en verdad son cómplices y apañadoras de sus amistades.
En los últimos días, una de las compañeras más joven de nuestro colectivo se atrevió a denunciar públicamente el abuso psicológico al que fue sometida por su maestra cuando era una estudiante. Como muchas adolescentes, sentía atracción por mujeres mayores, que además estaba en una situación de poder. Adulta feminista, amiga y reconocida por cierto circulo, que inmediatamente reaccionó de forma cómplice y apañadora, en especial por las feministas, varias de ellas lesbianas, que salieron en defensa de la agresora.
Compañeras saliendo a defender lo indefendible, y actuando como actúan lo que tanto critican, como machos y hembras patriarcales y abusivas, con mensajes amenazantes, bullyng colectivo contra la víctima y su familia. La violencia y abuso contra niños y adolescentes, valiéndose como agravante de situaciones de poder (como la relación maestro-alumno) es igual de condenable, venga de un hombre o una mujer. Pero que esperar de un feminismo dividido, poco sororo, casi teórico, privilegiado y clasista, poco empático, muchas veces abusivo y ante todo discriminador, reflejo de la sociedad que tanto critican. Esto no es sobre la orientación sexual de cada uno, es una situación acerca de la línea entre adultos, adolescentes y niños y el respeto, legalidad y valor moral que nos define a los seres humanos.
En esta sociedad una niña que menstrua desde los 8 años ya es considerada mujer y si es violada, porque seguro se lo ha buscado, además de ser obligada a parir a su hermano hijo, primo hijo, sobrino hijo, y todas las variantes incestuosas que se nos ocurran.
Recuerdo que cuando tenía 14, 15, 16 años, en mi adolescencia era una pobre idiota inmadura, también mis amigas y amigos, bueno, pero soy yo y otra realidad.
En el Perú, dependiendo del delito, son convenientemente maduras y adultas, si son acosadas, violadas, o la atrocidad X que le pase, son culpables, y el adulto o adultos perpetradores han caído en manos de súcubos ninfómanas, que fueron orillados a acosarlas, violarlas y/o asesinarlas. Ellas se buscaron su suerte. Los delitos de acoso, abuso, violación y hasta muerte son tasados en general, según sus valores distorsionados normalizados y niveles de familiaridad y amistad. Lo peor es cuando lo hacen los grupos que se hacen llamar feministas, esos que se suponen que deben luchar por los derechos de las mujeres, en especial de las más débiles. Estas a tu suerte en un Estado que refleja lo que parece ser la misoginia y es apoyado, y de cierta forma apañado por las que deberían luchar por todas. Lo que al final se reduce que todo es reflejo de todo y que todo funciona como funciona el gobierno, que simplemente es la materialización del pensamiento de una sociedad. Que Dios nos ampare ante las próximas elecciones.
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