Liderazgo en tiempos de crisis: ¿Amenaza u oportunidad?

Día tras día nos enteramos de las graves consecuencias que ha traído la actual crisis sanitaria y de higiene del Covid-19 en Chile y en el mundo. Muertes, contagios, hacinamiento de sectores vulnerables y precariedad, son algunos de los factores que esta “crisis” a dejado en estos casi cuatro meses de propagación.

Por: Max Iriarte y Aldo Torres

Por lo general, las crisis están presentes en toda sociedad, dado el componente cíclico que estas presentan y por las consecuencias que trae consigo la propagación a otros factores como: políticos, económicos, sociales, culturales y de salubridad.

Según Giust-Desprairies (2002), la crisis debe ser comprendida como una amenaza que provoca angustia en el sujeto individual como en el colectivo. También este fénomeno de crisis es visto como una ruptura de las dinámicas y equilibrios anteriores y a una incapacidad presente para regular o estabilizar el juego de las relaciones para asegurar una suficiente estabilidad.

Lo planteado anteriomente se puede manifestar en dos variables: Una variable personal, donde cada individuo presenta un grado de angustia por esta crísis, por el confinamiento y por como vendrá el futuro post crisis; y una variable colectiva, donde la ruptura de lo establecido, de ese status quo vigente, queda sujeto a la consecuencia que pueda tener consigo la crisis sanitaria que vivenciamos y sus implicancias en asuntos sociales, laborales y económicos.

Ahora bien, las crisis traen un factor impredecible en su gestación y desarrollo, ese factor que hace que el factor crisis pase de algo negativo a un aspecto positivo; de como valorar aquello que antes no hayamos percibido, de ser una oportunidad de mejora y fuente de aprendizaje, de situarnos en el lugar del otro y de ser una inmejorable oportunidad de crecimiento y desarrollo en múltiples aspectos. Para guiar y canalizar todos estos elementos se requiere la asunción de lideres acordes a estos tiempos y que sean capaces de posicionar estás amenazas y angustias de las crisis en oportunidades para sus seguidores.

Si hacemos un pequeño ejercicio de identificar aquellos líderes que se han eregido como tal en esta crisis, al parecer reprobamos este ítem, dado que los actuales mandatarios no han dado el ancho en entregar un aspecto de tranquilidad a sus seguidores, ni menos de conducción clara para administrar esta crisis sanitaria que se ha propagado a esferas sociales y con consecuencias laborales y económicas a simple vista. Es más, algunos han tenido posturas desafiantes en relación con esta crisis, tal como la señalo en su oportunidad el mandatario brasileño Jair Bolsonaro de tratar el Covid-19 como una “gripecita”, o yendo más al norte, Donald Trump señalando que “lo tenemos bajo control” (haciendo alusión al virus), pero dos meses después es la primera nación en contagios y muertos a nivel planetario.

Ya en un plano local, se percibe una reprobación del rol de liderazgo, tanto de la autoridad gubernamental encabezada por Sebastián Piñera, como de la autoridad de salud y sanitaria presente en esta crisis, referida en el ex-ministro de salud Jaime Mañalich, situación que llevó al cambio ministerial y su reemplazo por Enrique Paris. Esta reprobación del liderazgo esta matizada por un mal manejo de la crisis por parte de ambas autoridades, sin un lineamiento comunicacional claro, contundente y certero; con escasa transparencia en la información (contradicciones con los números del Registro Civil y de Identificación por la cantidad de personas muertas por la pandemia); sin tener una adherencia adecuada de la sociedad (siguen sin entender los factores emocionales y asertivos que deberían tener los lideres) y alejandose más de la realidad que viven millones de personas, graficados con los dichos del ministro de salud y el desconocimiento de la pobreza y desigualdad en una zona de la Región Metropolitana.

Por consiguiente, los liderazgos han tenido un factor relevante en la historia y en la construcción social, permitiendo ver en el lider la capacidad de seguir a aquella persona que canalice los objetivos y necesidades de las personas, así como también, el rol primordial del líder es ser capaz de generar vínculos y redes, relaciones de convergencia y sinergia entre los integrantes de una sociedad, que tengan como efecto obtener las metas propuestas y darle transparencia y seguridad a las personas que están aquejadas por la crisis.

En síntesis, se vendrán días complejos por la agudización de los contagios producto del Covid-19 y por consiguiente, el fallecimiento de miles de personas más, generando en un corto plazo un escenario de incertidumbre, intranquilidad y pesimismo de lo que esto pueda traer. Es ahí donde esta la invitación y asunción del surgimiento de lideres acordes a una sociedad vulnerable y carente de certezas, que sea capaz de canalizar las demandas ciudadanas y transformar esta amenaza en una oportunidad de desarrollo y de contención emocional a las personas más vulnerables.