Más de dos meses en casa, confinados en nuestros hogares. Sentimos incertidumbre, al preguntarnos hasta cuándo se mantendrá la cuarentena en el país y el mundo. Nuestras relaciones se han acotado a reuniones virtuales a través de una pantalla o saludos apresurados en nuestras compras. A tal nivel ha decaído el número de interacciones sociales, que la comunicación, como parte esencial del ser humano, llama a la exploración de prácticas como el sexting o el uso de aplicaciones móviles como Tinder o Skype, las cuales ofrecen diversas alternativas para sopesar la ausencia de vínculos presenciales.
En tiempos de pandemia, la interacción social como base fundamental de la comunicación humana, se ha visto afectada y gravemente disminuida durante el último periodo de aislamiento social. Frente a dicho panorama, la tecnología ha logrado cumplir un rol esencial en la sociedad, gracias a las conexiones inmediatas establecidas a través de dispositivos electrónicos, los cuales han ayudado a disminuir la sensación de soledad en miles de usuarios.
Aquel malestar o “vacío” manifestado como consecuencia ante la restricción para reunirse con familiares, parejas o amigos, guarda especial relación con los estudios de la comunicación, en donde la interacción social es fundamental para comprender los efectos en las relaciones humanas en los distintos grupos etarios durante la crisis actual.
Tal como asegura la psicóloga de la Universidad Complutense de Madrid, Esperanza Blanco, el grupo de la tercera edad, es parte de los más afectados por esta crisis, el cual se ve potenciado por el nulo acercamiento a las tecnologías “muchos lo están pasando solos y con el añadido de que son los más atacados por el virus, con lo cual les origina un gran miedo, dominan menos las redes y se pueden comunicar menos”, explica.
En contraposición a la nula comunicación virtual de adultos mayores, se encuentra la población que ha debido utilizar la tecnología en actividades como clases en línea, trabajo desde el hogar o el uso destinado netamente a la comunicación con terceros, en donde, aplicaciones como WhatsApp, Zoom, Facebook, Instagram u otras, han permitido mantener el contacto social a través de videollamadas u otras.
Las redes sociales más tradicionales, se han visto desplazadas por un momento, frente a la aparición de nuevas opciones como Tinder, Badoo u otras, las cuales han permitido el contacto entre distintas personas del mundo gracias a sus opciones premium, las cuales fueron liberadas durante el mes de abril.
Como en todo internet, su uso puede ser positivo o negativo. Según los expertos, todo dependerá del tratamiento que se les den a dichas tecnologías. Al respecto, la psicóloga Blanco, agrega “Después de aceptar nuestra realidad, buscamos llenar ese vacío, muchas personas están solas y las aplicaciones como Tinder, que en otra situación y contexto pueden parecer frívolas, ahora toman otro sentido, nos mantienen comunicados y fomentan el vínculo emocional al conocer a una persona a través de las redes antes de hacerlo físicamente”.
Dicho lo anterior, la escasa interacción social, ha dado paso a distintos métodos que se han visto potenciados por el interés generado al utilizar dichas aplicaciones. Una de ellas, es el sexting, práctica virtual que consta en el envío de mensajes, fotos o videos de carácter íntimo por vías virtuales. Al respecto, la psicóloga española y máster en sexología, Sonia García advierte sobre dicha situación “En caso de confinamiento es lógico que se acentúen este tipo de prácticas al no existir posibilidad de contacto físico si no hay convivencia o si uno de los miembros de la pareja está enfermo. El deseo sexual no es cuestión de reemplazarlo porque es algo personal y el hecho de tener deseo sexual no tiene que implicar necesariamente a la pareja, aunque la tengamos”, agrega.
Luego de considerar el aumento en la posibilidad de contagios al concretar encuentros sexuales, países como Argentina, han decidido manifestarse al respecto. Ejemplo de ello, fue el pasado mes de abril, en donde el equipo asesor del Ministerio de Salud trasandino sugirió practicar sexo virtual “como una buena alternativa”, según palabras del infectólogo José Barletta.
A pesar de dichas recomendaciones, desde Argentina la Fundación Activismo Feminista Digital señala “actualmente nos encontramos regidos por una ley que lejos está de resultar aplicable a los desarrollos habidos en el campo de la nanotecnología, robótica, inteligencia artificial, drones, etc. Si bien, nuestra ley 25.326 de Protección de Datos Personales fue una legislación de vanguardia en la región y nos permitió hasta ahora ser un país certificado por Europa, es una ley que data del año 2000 cuando no había hecho su eclosión internet, tal y como la conocemos actualmente”.
Sin embargo, con el aumento de prácticas como el sexting, una gran cantidad de usuarias se han visto perjudicadas por el uso indebido de material íntimo. Filtración de fotos a través de páginas pornográficas, difusión no permitida de capturas de conversaciones privadas o envío no consentido de este material, son parte de la cruda realidad que hoy sufren miles de mujeres víctimas de extorsión o amenazas de terceros.
Dicho panorama, ha sido la antesala para que, en Chile, parlamentarias como Maya Fernández (PS) y Maite Orsini (RD) presentaran ante el Congreso el proyecto de “Ley Pack”, como ha sido denominada la iniciativa que busca criminalizar la difusión no consentida de contenido íntimo o de carácter sexual, provocado por al vacío legal que hoy presenta la legislación actual.
Pese a la grave situación de vulnerabilidad que hoy viven cientos de víctimas (en su mayoría, mujeres) el proyecto de ley no ha logrado avanzar con éxito en el Senado, en donde se encuentra en su segundo trámite constitucional y no cuenta con la urgencia presentada por el Ejecutivo.
Consultada por el equipo de Revista Sur, la diputada del Frente Amplio agrega “cada día que pasamos con el vacío legislativo es un día más de desprotección para las víctimas. Sobre todo, cuando las interacciones digitales han aumentado por efectos de la pandemia. Este tipo de violencia digital no puede quedar invisibilizada”, destaca.
Debido a la transversalidad de este problema que hoy afecta a miles de mujeres en el mundo, para promover el uso responsable de este material sensible e íntimo, desde Argentina la Fundación Activismo Feminista Digital, impulsa la discusión en torno a los derechos digitales de la población femenina. Por ello, María Eugenia Orbea y Julieta Luceri, nos ayudaron a dilucidar el panorama que se vive en la región. Para esto, entregaron una serie de recomendaciones al momento de incurrir en prácticas como el sexting.
- En primer lugar, lo más importante que debemos tener en cuenta y respetar –como en cualquier encuentro sexual- es el consentimiento. Debemos tener presente que no estamos obligadas a realizar ninguna de estas prácticas si no lo deseamos, y que tenemos derecho a realizarlas de la manera que nos plazca: debe existir un consenso previo respecto a que ese material va a quedar en el marco de la intimidad y privacidad de las personas que intervienen en él. Este pacto de confidencialidad debe subsistir tanto en el momento de la práctica como a posteriori respecto a la destrucción o conservación de ese material: ¿qué vamos a hacer con él? ¿Lo destruimos? ¿Lo guardamos? ¿Quién lo hace? ¿Cómo? ¿Dónde? Es importante que estén previstas de antemano.
- Lo ideal es que, una vez que establecemos un contacto y queremos avanzar un paso más, podamos pasar a otra aplicación para llevar adelante una práctica más íntima como el sexting, de manera más segura y reduciendo la brecha de peligro.
- El sexting no consiste solamente en el intercambio de nudes. Una práctica sexual virtual puede ser también una llamada, el envío de audios, compartir un texto o la escena de alguna película erótica que quisiéramos recrear, o hasta incluso contar con emojis alguna fantasía. Entender esto implica también el abordaje con perspectiva de género, y saber que –así como en el sexo “tradicional” no todo es penetración, en el sexting, no todo es genitalidad.
- Recomendamos contar siempre con un buen antivirus actualizado; no usar redes wifi públicas o usar VPN; desactivar la geolocalización y la sincronización con la nube; cifrar las nudes, y eliminar los metadatos del material enviado.
- En el caso de las mujeres mayores de edad, al tratarse de amenazas o extorsión, también son delitos, por lo que puede denunciarse y dar inicio a una investigación penal.
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