Para mi es fácil decirlo: o ciertos humoristas chilenos cambian su repertorio  o donde vayan oirán fuerte y claro: ¡Y… fuera!

SEÑOR DIRECTOR O DIRECTORA

PRESENTE

Un respetable periodista de un respetable medio de prensa se plantea y nos plantea este 17 de febrero una respetable pregunta: ¿Por qué no se presentó Álvaro Salas en el Festival Viva Dichato si estaba confirmado?  A renglón seguido, no obstante, agrega, inocentemente, una afirmación en la que cita el “remate” de un “chiste” del propio Salas, a propósito de su ausencia en ese festival: “… dejó a todos esperando que contara el clásico “para ti es fácil decirlo”.

Qué se sepa: “Chistes” que hoy saquen risas a costas de humillar, genitalizar o cosificar la dignidad de la mujer, de escarnecer a inmigrantes (haitian@s, peruan@s, bolivian@s, argentin@s, colombian@s, etc.), a personas morenas (mal llamadas negras), a las pobres que tienen «cuatro dientes», a mapuches, a “provincian@s”, a personas con contextura física «distinta» al biotipo que nos han impuesto unilateralmente los medios durante más de 40 años, a personas tímidas o introvertidas,  a homosexuales y de opciones sexuales distintas, a personas con capacidades diferentes, etcétera, etcétera, hoy son pura basura moral; son “chistes” que hablan de la toxicidad y la pobreza moral de quienes hacen “chistes” a partir de esa diversidad humana.  

Lo que estoy tratando de decir es que se le agradece demasiado a Álvaro Salas por no presentarse en Viva Dichato y por no salir en la tele. Este “humorista” chileno se ha burlado por décadas (y ha lucrado por décadas) haciendo “chistes” a partir del “perfil” de las personas humanas citadas.  Y más se le agradecería si no volviera a aparecerse nunca más en la tele y en ningún escenario de Chile que difunda y replique sus “chistes” o humor “familiar”, humor que no es más, ni es menos, que bullying puro en contra de miles y miles de personas que en Chile son “vistas” y tratadas como personas “diferentes”.

Su “caballito de batalla”  -sigo refiriendo a Álvaro Salas-,  su «chiste emblema», el más lucrativo para él, y lamentablemente el que más fue aplaudido antes del 18 de octubre de 2019, insisto: no es más que basura moral; “chiste” que fue aprendido y repetido  lamentablemente por millones de adultos en Chile durante décadas, y que no pocos niños (aunque sin tomar conciencia del daño que ello entrañaba) repitieron frente otros niñ@s en las salas de clases o en el patio de su escuela; chiste miserable al que se la ha puesto incluso un nombre: “Para ti es fácil decirlo”.  Claro, obvio, no culpo a los niños: su autor es un adulto, y para colmo un profesor que tiene nombre y apellido: Álvaro Salas.

Obviamente que esa gente que todavía ríe a carcajadas con este tipo de “chistes” (“chistes” de los que hizo gala el dúo “Locos del Humor” en el Festival de Chanco 2020, hace un par de días atrás) aún no entiende cómo sufre una persona (especialmente un niño o una niña, ¡repito!, en las salas de clases y en la escuela) cada vez que algún patán adulto saca risas (y dinero) desde tribunas como los festivales y la televisión a costas de escarnecer y denostar a quienes en Chile padecen, por ejemplo, disfemia, espasmofemia, disfluencia en el habla, es decir tartamudez o contra quienes han nacido con labio leporino o fisurado o fisura labial.  Los “Locos del Humor”, en cada una de sus presentaciones televisivas recurren por ejemplo a este tipo de “chistes”. Hace décadas que estos dos sujetos vienen escarneciendo a personas y niñ@s que padecen en nuestro país estos problemas del habla. Sin embargo, con su “Para ti es fácil decirlo”, Álvaro Salas es el maestro de maestros en este tipo de “humor”, un ícono, quizás el mejor exponente de este tipo de “chistes” crueles que lastiman impunemente a miles de compatriotas nuestr@s, incluyendo sobre todo a niñ@s, y no solo los que aprenden y replican sus “chistes” sino, en especial, quienes son víctimas de esos “chistes”.  ¡Humor miserable!  

A l@s lectores, les pido disculpas por lo fuerte del siguiente ejemplo, es un ejemplo muy triste, pero bien vale recordarle a Álvaro Salas, a  sus colegas “humoristas” (ojalá lean esta carta los “Locos del Humor”, quienes volvieron a burlarse de un tartamudo en el Festival de Chanco), y  a todos aquellos que se siguen riendo con este tipo de “chistes” miserables, el trágico y desgarrador caso de una niña  bellísima, inteligente,  de alma demasiado grande, llamada Margarita,alumna delLiceo de Niñas de Puerto Montt, la que decidió terminar con su vida el fatídico día jueves 12 de agosto de 2010 colgándose de una viga con una cuerda atada al cuello a causa de ser víctima de burlas (“chistes”) del que fue objeto por parte de sus compañeras de colegio durante años por el solo hecho de tener labio leporino y por “no hablar bien”.  ¿Se entiende ahora por qué llamo basura moral a este tipo de “chistes”? 

Finalmente, y nuevamente me disculpo por si esta vez mi franqueza incomoda, creo que los casos de humoristas que han sido pifiados y expulsados en estos días de los escenarios en los que se presentaban se lo merecían.  No toda la gente se ríe de su tipo de “humor” hoy.  Mucha gente se hartó de que la gente sea burlada, especialmente esa gente que a algunos vampiros emocionales se les antojó usar y etiquetar como “diferentes”, o “rar@s”, o “mercancía” u objetos para lucrar y sacar risas burlonas y diseminar la etiqueta burlona, por ejemplo, desde la tele, desde un programa “estelar” o desde un festival.

Un nuevo Chile nace desde el 18 de octubre -en eso creo-, lo que bien podría traducirse como un gran grito cósmico que recorre toda nuestra geografía y diversidad humana y que dice ¡¡BASTA!! ¡¡Basta de burlas, de humillaciones, de crueldad, de maltrato, de matonaje, de aprovecharse del más “débil”, de tratos degradantes, inhumanos y crueles, de abusar de un otro/otra/otre impune y gratuitamente, de sacar ganancias y risas fáciles y miserables atentando contra quienes son “vistos” como “diferentes” en nuestro país y que muchas veces no saben cómo defenderse, como pasó con Margarita.  ¡¡Descansa en paz, angelita linda!!

Muchas gracias

Micaela Huala

Profesora de Filosofía

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