Construyendo un nuevo Chile

El Día Internacional de las y los Migrantes, por situarse a final de año, es un buen momento para hacer balance de la situación de las personas migrantes y refugiadas. Sin duda 2019 ha sido un año duro para los derechos humanos con la implementación de nuevas visas consulares para Haití y Venezuela y en especial el dramático momento que vivimos en el paso fronterizo de Chacalluta, donde familias enteras quedaron varadas como consecuencia de la política antimigrante. Un año plagado de vulneraciones pero que sin embargo nos deja con la esperanza de octubre, siendo conscientes que a pesar de la incertidumbre estamos a las puertas de construir un nuevo Chile.

En las jornadas de protesta en las que se enmarca este 18 de diciembre han emergido temas que siempre estuvieron ahí, que hacía años se hacían presentes en las calles pero que sin embargo no se reflejaban en la representación institucional. La paridad de género, la plurinacionalidad, las diferentes formas de representación democrática, son hoy elementos que abren ese camino hacia el nuevo país, y salvando las distancias, la migración también lo es. Y no lo es solamente porque representemos un porcentaje mayor o menor sobre la población de Chile, sino porque si observamos la historia del país siempre hemos estado presentes; en los obreros salitreros de la Escuela de Santa María de Iquique que exclamaban «con los chilenos vinimos, con los chilenos morimos» frente a los representantes diplomáticos de los diferentes países, en los 63 extranjeros asesinados y desaparecidos por la dictadura cívico militar, en las personas asesinadas y heridas durante las protestas de este año. Pero también en la construcción de Chile; en la figura de Andrés Bello, de José Balmes, de Max Berrú y Roser Bru, en la totalidad de las familias chilenas que por un lado u otro tienen orígenes migrantes.

A las puertas de un 2020 que se prevé incierto, el Día Internacional de las y los Migrantes de 2019 debe servir para hacer también una apuesta de futuro, creo que la coyuntura política del país lo exige. La unidad de las organizaciones, ONGs y académicos/as que durante estos años hemos resistido a la política racista y antimigrante debe concretarse en propuestas, donde incorporar con voz y voto a la población migrante en el proceso constituyente sea un primer paso pero no el único. Caminemos unidos y unidas hacia ese nuevo Chile.