El próximo 21 de noviembre Colombia tiene la oportunidad de oro para por fin levantar cabeza o “despertar” -como bien lo ha sabido hacer Chile- contra décadas y décadas de graves problemáticas sociales como la violencia y las desigualdades, a propósito de la marcha convocada, no solamente por varios sectores sociales, como personas del sector rural, profesores, estudiantes, centrales obreras, entre otros, sino por personas comunes y corrientes, trabajadores de a pie.
Pero, sin querer ser ave de mal agüero, dudo mucho que en Colombia se produzcan manifestaciones tan importantes comparadas con las de Chile que, prácticamente, tienen paralizado el país por varias semanas. ¿Por qué? Es difícil contestar a esa pregunta bajo un solo argumento. Tenemos que conocer la historia del país para poder entender que son varias las razones que distinguen al pueblo colombiano con el resto de los pueblos latinoamericanos.
Entre varios puntos puedo mencionar lo que, a mi parecer, son las dos grandes razones principales para que Colombia no “despierte”. La primera, es que en el país existe una gran división de los mal llamados sectores “socialistas” o de “izquierda”. Cada uno coge por su lado buscando protagonismos únicos, lo que a la larga produce una inexistencia de unión. No hablo de la creación de una única figura lo suficientemente fuerte para que le haga contrapeso a la derecha, porque en el caso de las protestas sociales no es indispensable, esto sólo es relevante para elecciones populares. De lo que hablo es de unión de todos los sectores sociales, incluyendo la propia ciudadanía.
La segunda razón y creo que es la principal, es que, en Colombia, casi desde sus orígenes como nación, se ha satanizado la protesta y la lucha social relacionándola explícitamente con las guerras de guerrillas, aquellas que desvirtuaron la lucha social y que, a mi parecer, tanto daño le ha hecho al país. El que protesta lo tildan como guerrillero, como antisocial o como un mamerto que quiere todo regalado. En este aspecto la derecha, haciendo trampa, se ha anotado un punto: le ha hecho creer al ciudadano común -que generalmente no lee y no se informa- que todo lo relacionado con el levantamiento social tiene que ver con Venezuela, con Cuba o con representaciones que por estos días ya resultan tan caricaturescas como las del Che Guevara.
Ojalá me equivoque y el 22 de noviembre, al día siguiente de la marcha, me restrieguen esta columna de opinión en la cara porque Colombia entera salió a protestar, porque salió a llenar las calles con cánticos, banderas y caminares pacíficos por unas razones justas. Ojalá que lo que se perciba en ese día sea la unión de todos los sectores sin buscar protagonismos, y ojalá que salgan a las calles sin amedrentamiento de los que los llaman mamertos.
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