A propósito del “Plan Humanitario de Regreso Ordenado”

A partir de este miércoles, 17 de Octubre, migrantes provenientes de Haití podrán acogerse al plan de Gobierno para su retorno al país de origen, que en palabras del ministro del interior, Andrés Chadwick, se desarrolla en razón de quienes no cumplieron con sus expectativas en Chile. Quienes quieran acogerse al programa, haitianos y haitianas, deberán firmar declaración –voluntaria- ante notario.

Desde la Organización Sociocultural de los haitianos en Chile (OSCHEC), señalan su preocupación por dicho Plan, ya que quienes se acojan a éste no podrán regresar por un periodo de nueve años. De esta manera, podría pensarse que el programa de Gobierno, “humanitario”, esconde un proceso de deportación, y no uno de buena voluntad con y para las y los migrantes haitianos.

Respecto a las dudas que genera el tema en cuestión, desde el Gobierno se afirma que el programa busca atender la realidad de quienes no han cumplido con sus expectativas en el país. Sin embargo, el plan, en vista y consideración de las precarias condiciones de la población haitiana, debiese centrarse en políticas públicas migratorias, y no en procesos que se dicen humanitarios pero que son, de una u otra forma, deportaciones maquilladas. En esta línea, en Abril del presente, el Director Nacional del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), José Tomás Vicuña, señaló, en entrevista para La Tercera, que es necesario legislar para y por las y los migrantes: “pensar en una política migratoria a largo plazo, no contingente, por lo tanto tiene que mirar las tendencias, y en ese sentido no podemos legislar apurados, porque hay un millón de migrantes. Hay que legislar no solo para los que van a llegar, sino para los que ya están aquí” (05/04/2018).

En consideración de la metamorfosis cultural que como sociedad estamos viviendo, abrazando un proceso de integración intercultural, el plan debiese ir por otras líneas; es necesario promover el desarrollo de políticas públicas de integración y no programas de deportación y negación de volver al país en nueve años. Creo que un plan que realmente considere las expectativas no cumplidas de quienes migraron a Chile debe acogerlos y no ofrecer vuelos en aviones de la Fuerza Aérea.