Hace un año, varias mujeres migrantes nos encontramos de manera excepcional en una intervención convocada en Valparaíso, para denunciar diferentes femicidios en Latinoamérica, ese encuentro nos valió para articularnos con la necesidad urgente de hacerle frente a las múltiples violencias que vivimos.
Hoy, recibimos nuevamente la invitación a un paro internacional y estas son algunas reflexiones que queremos compartir con la consigna de ABORTAMOS LAS FRONTERAS:
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- Porque sigue siendo muy difícil adherir a un paro en las condiciones que tenemos como mujeres migrantes. Las fronteras legales/institucionales que existen hacia la regularización, nos dejan expuestas y obligadas a aceptar condiciones laborales que más se acercan a la explotación que a una posibilidad real de bienestar. Encontrarnos, sacar la voz, articularnos, hacer presencia, nos ha tomado años. Nos falta mucho por construir juntas un diálogo posible, también en creole haitiano, en aymara, y más idiomas, aun cuando ya logramos accionar con algunas redes locales.
- Abortamos las representaciones estereotipadas de la población migrante en los medios de comunicación, publicidades y programas. Cómplices directos de cómo nos asesinan, siguen creando desde el miedo y los prejuicios, imaginarios de civilización versus barbarie con un costo muy alto. Aún en nuestra retina está Joane Florvil, y la cruda realidad de que murió sin ver a su hija. Exigimos justicia y reparación.
- Provenimos de países donde ya hemos sido protagonistas de muchas historias de violencia, pero también de resistencia por eso estamos aquí y en la apuesta por construir otra vida, no dejaremos que se repita eso de que nunca va a pasar nada lo suficientemente grave como para que como sociedad, al fin, decidamos y hagamos del respeto a las niñas, las jóvenes, las mujeres y cuerpos disidentes una costumbre.
- Abortamos el racismo y sus manifestaciones porque nos enorgullece nuestra identidad mestiza y paría, como canta la Totó. Celebramos el encuentro entre diferentes territorios en la trenza insurrecta que somos; porque aceptamos y aprendemos todos los días a crear un sentido desde nuestra propia valía. Las memorias de nuestras afrodescendencias en conexión profunda con pueblos originarios, son identidad, no motivo de criminalización y nunca más de muerte.
- Abortamos por tanto su guerra contra las raíces y el territorio. Abortamos los desalojos. Abortamos el proyecto de ley migratoria sin consenso. Abortamos los centros de detención que proponen ¿de qué sirve convertirnos en un documento? ¿darse la autoridad de decidir por sobre nuestra voluntad el destino de nuestros cuerpos? Exigimos una ley migratoria humanitaria, con perspectiva de género, que dignifique las condiciones de atención y reparación para las mujeres, con etapas administrativas claras y que no estén centralizadas en Santiago.
- Abortamos la ilegalidad obligatoria. Desde la llegada a los pasos fronterizos, los trámites en extranjería, la ruta de regularización para las opciones de visa, se convierte en un desgastante proceso de trámites y tiempo de espera. Queremos un funcionamiento cómodo e informado tanto para funcionarias/os como para migrantes, pues es compromiso recíproco el desarrollo de nuestros proyectos de vida.
- Abortamos la impunidad. Necesitamos rutas claras de acción en todos los planos, con suma urgencia en el judicial para detectar y denunciar los casos de violencia de género, las cadenas de trata de personas y la explotación laboral.
- Abortamos las fronteras porque asumimos el compromiso de aprender a cuidarnos entre nosotras. El respeto a nuestra decisión de exiliarnos viene también por cuenta de abortar roles tradicionales de sometimiento y trabajo no pago. Tramamos confianzas entre mujeres migrantes y promigrantes para lograrlo.
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