Casa Migración Educación El mito de un Chile monocultural en el espacio escolar

El mito de un Chile monocultural en el espacio escolar

El mito de un Chile monocultural en el espacio escolar

La segregación brutal en el sistema educativo chileno ha provocado una serie de reformas, las  cuales ya han logrado algunos avances importantes, por ejemplo en materia de inclusión. No obstante, un tema pendiente, que urge atender, es encontrar respuestas interculturales hacia la diversidad en el sistema educativo. La cultura escolar sigue construyendo una ilusión de una cultura homogénea que crea una confrontación peligrosa entre “nosotros” y “los otros”. La educación debiera contribuir al bienestar de tod@s nuestr@s niñas y niños, sin embargo, el sistema suele reproducir la cultura de las clases dominantes, muchas veces ignorando o negando la diversidad de las personas y de esa manera reprimiendo su potencial humana.

Chile es un país cada vez más diverso, pero esta realidad aún no está reflejada en las políticas públicas. El fenómeno migratorio es un hecho relativamente reciente, pero sigue creciendo y ha ido adquiriendo un carácter estructural. Aunque la cifra actual de estudiantes de origen inmigrante está por debajo del dos por cientos de la matrícula de educación primaria y secundaria, la distribución de estos estudiantes no se ha producido de una manera organizada y balanceada. Esto ha resultado en guetos donde por sus condiciones geográficas y culturales, más de la mitad de los estudiantes son de origen inmigrante. En estos contextos la necesidad de sistemas de acogida que garanticen la participación de estos estudiantes es urgente, para asegurar su derecho a la educación que no significa mero acceso, sino que el derecho a aprender.

Estudios sobre la discriminación escolar en Chile revelan que los estudiantes evalúan más positivamente a sus compañeros similares que a los diferentes. Los prejuicios no solo afectan las percepciones de identidades hacia los otros, sino que además hacia las identidades propias. Las escuelas representan uno de los medios más eficaces para combatir actitudes discriminatorias y para construir una sociedad más inclusiva, pero eso requiere trabajo sistemático por parte de toda la comunidad educativa. Además, el creciente fenómeno de inmigración puede proveer una oportunidad maravillosa para que las comunidades educativas puedan mirar y repensar su quehacer cotidiano lo que beneficiará a toda la comunidad.

La homogeneidad nacional es una creación artificial, y muchas veces se usa para legitimar la segregación, el racismo y la xenofobia en la sociedad. Por falta de sensibilidad, espacios educativos suelen transmitir una cultura común que muchos estudiantes no necesariamente comparten. La educación intercultural se dirige exclusivamente a los grupos que se perciben como los “otros” o los distintos de “nosotros”, tal como grupos indígenas o los inmigrantes, lo que solo suele fortalecer la dicotomía entre nosotros y los distintos de nosotros. La cultura nacional no será legitima sin que se incluyan y reflejen las voces de las diversas comunidades que la construyen, y tenemos que seguir preguntándonos si ¿lo que entendemos por “nosotros” en las aulas deja espacio para la diversidad humana?

Cualquier espacio educativo consiste en individuales con historias y necesidades distintas, donde si realmente queremos cambiar nuestra sociedad e incluir la diversidad en los procesos de construcción democrática, la interculturalidad debe ser trabajada a través de todo el sistema educativo.

La diversidad ha sido siempre parte de la sociedad y no se trata solo de la gente distinta por su origen étnico. Los problemas más complejos de hoy tienen que ver con gente diversa que nunca ha aprendido cuestionar las relaciones de poder en la sociedad o convivir y trabajar juntos para resolver sus problemas, por lo tanto, la interculturalidad debiera ser un proyecto de todas y todos.

Para proveer una educación de calidad, es necesario ampliar las visiones sobre la interculturalidad impulsando un diálogo genuino entre las diferentes cosmovisiones y saberes inherentes a los diversos grupos socioculturales que conviven en Chile.

Deja una respuesta