Desde hace casi tres décadas la calle Santa Filomena, entre Ernesto Pinto Lagarrigue y Pio Nono, en pleno barrio Bellavista, ha sido punto de encuentro para los amantes de la salsa. Sin embargo, la música y el baile siempre se ha vivido al interior del Maestra Vida.
El pasado domingo la salsa ocupó su espacio, la calle, y llenó de ritmo sabor y color la mencionada cuadra salsera con la V versión del encuentro intercultural “Salsa a la Primavera”. “La convocatoria del público fue maravillosa y el evento rescata la esencia de la salsa, tomarse la calle y bailar en ella. La salsa viene del barrio, de la comunidad, de tomarse el espacio público y simplemente bailar”, señala el DJ Pete Selektor, un venezolano, coleccionista de vinilos y encargado de pinchar discos para el deleite del público.
La jornada comenzó temprano, pero el calor retrasó la llegada del público. Los jugos de frutas tropicales, el cholao y una que otra arepa, permitieron a las personas que tímidamente se acercaban a mirar de donde venía la música, resistir el fuerte sol.
Hasta que apareció sobre el escenario la profesora de salsa, cubana, Miriam Rodríguez. Su energía y pasión contagiaron a los “mirones” y poco a poco la calle se llenó de gente bailando salsa. “El evento me pareció fantástico, con una gran organización y participación de las distintas comunidades migrantes. Esta es una forma de que se conozca cómo nos divertimos los caribeños y podamos compartir al ritmo de la salsa”, indicó Miriam.
De ahí en más la fiesta no paró y por cerca de 4 horas la gente sólo bailó salsa. La Patá Orquesta, compuesta por salseros chilenos, y Combo Bakano, banda de colombianos avecindados en Chile, se encargaron de tocar en vivo temas propios y clásicos de la salsa, respectivamente.
Martha Rocha, gestora cultural de Red Kolombia Kultura Itinerante y organizadora de Salsa a la Primavera, resumió la jornada como un rotundo éxito. “La versión de este año fue bastante masivo y cumplió con todas las expectativas, en un sitio estratégico de la comuna de Santiago. Realizar el evento en la vía pública le dio un tono más familiar, lo que me encanta, porque es lo que estaba acostumbrada a vivir en Colombia en este tipo de eventos”, finalizó Rocha.
El evento concluyó cerca de las nueve de la noche y el público, a regañadientes y con ganas de más rumba, lentamente regresó a sus casas.
Salsa a la Primavera ya se consolidó como un espacio de integración e intercambio cultural masivo. Lamentablemente habrá que esperar un año, para que en un nuevo rincón de Santiago, la Salsa le dé la Bienvenida a la Primavera.
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