“Para caminar, primero hay que cuidar el suelo que pisamos” dijo Luis Francisco Martínez.
Luis Francisco Martínez tiene 17 años y comenzó su trabajo “de hormiga” cuando tenía apenas 12, al visitar escuelas para dar charlas a los más pequeños sobre la importancia de cuidar y preservar la naturaleza. Con el paso de los años, su prédica captó la mirada de organizaciones nacionales e internacionales que lo invitaron a transmitir sus ideales en Buenos Aires, Perú, Bolivia y Paraguay, donde tuvo importantes logros y reconocimientos.
Con el objetivo de contribuir con la Madre Tierra, el joven ambientalista, Luis Francisco Martínez, de la localidad de San Cosme, ubicada a 32 kilómetros de la capital correntina, comenzó a transmitir sus mensajes sobre la preservación y valoración de las riquezas naturales a los 12 años. Ideales que lo llevaron a concientizar comunidades de diferentes ciudades y países de América Latina.
Luis Francisco, es el menor de 7 hermanos; y el único de la familia que se volcó, desde niño, al cuidado del planeta. Hoy tiene 17 años, es Educador Ambiental, vegetariano, y después de haber recorrido cientos y miles de kilómetros para crear conciencia ambiental en infantes, jóvenes y adultos, relató a un medio local sus experiencias en la lucha por el cuidado de la naturaleza y los riesgos que debió afrontar ante políticos y empresarios. Contó que una vecina suya, que es profesora de tecnología, le enseñaba a reciclar materiales en desuso. “Fue ella también uno de mis incentivos para tomar conciencia. En ese caso, por la reutilización de diarios con el reciclaje, que contribuye al cuidado de la naturaleza”.

Francisco contó que su gusto por la pintura lo incentivó a generar conciencia sobre el ambiente: “Cuando quería dibujar, veía paisajes que no eran agradables, entonces me propuse hacer algo para valorar la naturaleza y cuidarla. Comencé a informarme, y después visité escuelas para concientizar, a través de las charlas, sobre los impactos climáticos que existen. Realicé sondeos de todo tipo, y bueno, así fue surgiendo despacito, con charlas en los colegios primarios y secundarios. Nunca pensé llegar tan lejos”. Su primera experiencia fuera de Corrientes fue en Buenos Aires cuando lo contactaron desde la organización Greenpeace de Argentina, para que trabaje con ellos en tareas de concientización educativas para los chicos. “Y ahí también me sumé a la World Wildlife Fund, que trabaja con la Fundación Vida Silvestre. Durante la mañana estaba en una organización y por la tarde en otra. Después viajé a Bolivia, Perú y Paraguay”, dijo Martínez.
Luis Francisco aclara que toda la actividad la realiza sin abandonar sus estudios secundarios, cursa como estudiante libre: “Entonces manejo bien mis tiempos para poder trabajar en cuestiones ambientales. Además, todo lo hago de manera voluntaria, nunca pedí nada a cambio, solamente lucho por el ambiente. Para que la gente tome conciencia de lo importante que tenemos que cuidar. Que es nuestro hogar, nuestra casa”.
Sobre la experiencia vivida en otros países, Luis Francisco señala que “en Paraguay, cuando recorrimos áreas que deforestaban nos amenazaron con armas. Los empresarios enviaban a los empleados para que nos amenacen, para que no sacáramos fotos, ni nos acercáramos al lugar. En el camino que tomábamos para ir ahí, ponían troncos para impedirnos el paso”. Relató que, en ese momento, tuvo miedo, pero pensó que “luchaba por una causa buena”. Este joven Educador Ambientalista viajó a Bolivia, Cochabamba, ya que lo llamaron para concientizar sobre la Madre Tierra, venerada por toda la población del lugar. “La organización con la que trabajé fue Conservation, que lucha por la conservación de todo tipo; y me llamaron fundamentalmente para el tema de concientización de especies que estaban en peligro de extensión”, indicó el joven, a lo que agregó: “También en Perú trabajé con la misma organización, pero allí tratamos el tema del reciclaje de residuos. Y en ambos países me dieron reconocimientos”.
Desde su pueblo correntino contesta algunas preguntas que nos muestran el perfil de un joven que se ha tomado en serio el cuidado ambiental. Práctico, ejecutivo y comprometido, Luis Francisco nos da un panorama de sus actividades y de la realidad ambiental correntina en particular. “Corrientes necesita un cambio cultural. El cambio de hábito cuesta muchísimo revertir, sobre todo para una persona que creció tirando la basura sin separar los residuos. Y cuesta mucho, por eso hay que tener paciencia y trabajar sobre ello, para crear conciencia ambiental. Por eso mi enfoque es empezar por educar a los más chiquitos, a los del jardín; porque les enseñás y les gusta descubrir”. Cuenta que siempre busca poder salir con los niños a las plazas para que conozcan la biodiversidad que los rodea. Otro país que lo recibió, pero no con muy buena predisposición de los funcionarios políticos fue Paraguay. Contó que fue con la World Wildlife Fund que formaron el Movimiento Ecológico Juvenil, que logró la aprobación de la Ley Cero Deforestación en Paraguay. Luis Francisco es un caso ejemplar de cómo las nuevas generaciones se comprometen con su entorno, tomando conciencia de la necesidad del cuidado del ambiente con acciones prácticas, cotidianas y sencillas.
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