La segunda década del siglo XXI ha mostrado vaivenes en la economía chilena, con un crecimiento que hoy no supera el 3% y un nivel de desempleo que bordea el 6,5%. Estás cifras han implicado que los gobiernos de turno impulsen medidas que buscan fortalecer el trabajo en oficios de las personas, pensando en una medida para reactivar la economía del país y que permite capacitar a miles de personas en diversos programas sectorizados. En esta misma línea, se proyecta para las próximas dos décadas un bajo índice de crecimiento de la tasa de natalidad, considerando un creciente porcentaje de población senil en Chile.
Con este antecedente podemos considerar que se requerirá de una mano de obra capacitada y calificada en determinadas plazas de trabajo, principalmente en servicios primarios y terciarios[1]. Por tanto, esta conclusión nos conduce a que la labor de los migrantes, que en su mayoría viene por motivos laborales (casi el 80% que ingresa a Chile), será fundamental para ocupar estas plazas laborales y contribuir al crecimiento de la economía de nuestro país.
Ahora bien, la realidad dista de nuestro argumento anterior, pues no sé ve como una oportunidad la inserción de migrantes a nuevas plazas laborales, sino como una amenaza. Esto se observa por motivos sociológicos (discriminación, xenofobia, factores de lenguaje, de educación y de cultura) y de regulación migratoria (barreras de entrada demasiadas burocráticas para otorgar los permisos y el desconocimiento de muchos ciudadanos extranjeros que llegan a nuestro país). Sin embargo, hay que promover e insertar en los medios de comunicación la tendencia que vemos en estos días: el aumento sostenido de migrantes y que según cifras oficiales del Departamento de Extranjería y Migración del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, ya alcanzan los 411.000 ciudadanos extranjeros.
Esta tendencia de los trabajos en oficios se enmarca en los estudios y análisis de la Comisión Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales, ChileValora[2], quien desde el año 2008 empieza a desarrollar planes integrales para las competencias laborales y de certificación de las personas. Esta iniciativa que trabaja colaborativamente con el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, busca potenciar aquellos puesto de trabajo donde exista más demanda, haciendo alusión a competencias básicas de los sectores productivos del país. Junto a ello, otra posibilidad que se podría complementar como oportunidad para el gran número de ciudadanos extranjeros en búsqueda de emprender e innovar laboralmente, son los programas que establece el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, SENCE[3], que en sus variados programas establece finalidades para la capacitación, el empleo y el apoyo al emprendimiento de hombres, mujeres y jóvenes. Otras instituciones gubernamentales que presentan programas de inclusión laboral y de emprendimiento son el Fondo de Solidaridad e Inversión Social, FOSIS[4], quien ha establecido algunos estudios, preliminarmente, sobre el tema migrante; y la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO[5], en sus líneas y programas de emprendimiento e innovación.
Como hemos señalado en párrafos anteriores, el proceso migratorio que está desarrollando Chile en las últimas décadas va en aumento y ante eso, se requiere de mayor conciencia, responsabilidad y eficiencia en realizar los procesos de regularización migratoria, permitiendo que el ingreso de ciudadanos de otros países sea un proceso marcado por la inserción e integración. A su vez, es de suma importancia que los órganos gubernamentales que describimos anteriormente (ChileValora y los programas afines de SENCE, FOSIS y CORFO, entre otros), analicen el actual escenario migrante que día a día crece y re-estructuren sus políticas o programas sociales, permitiendo un acceso a los migrantes para capacitarlos y certificarlos en competencias reales para nuestro economía nacional.
Por último, no olvidar que al ser denominado como “un país de acogida” para los migrantes, Chile en su totalidad (partiendo por el Estado chileno y su sociedad en su conjunto) tienen la responsabilidad de integrar a estas personas, pero más que una responsabilidad, es una inversión a futuro para activar nuestra economía y crecer como sociedad, donde todos ganamos.
Columna redactada por Héctor Pezoa Moraga. Profesor y Académico. Director de la Fundación de Integración y Desarrollo Social, FINDES. Max Iriarte Santoro.Cientista Político y Académico.
[1] El Sector Primario de la Economía hace alusión a las actividades referentes a la extracción de recursos naturales (Agricultura, Ganadería, Minería, Pesca y Forestal). El Sector Terciario de la Economía refiere al sector de servicios de personas (Servicios, Comercio, Enseñanza y Atención, entre otros).
[2] Ver más información en www.chilevalora.cl
[3] Ver más información en www.sence.cl
[4] Acerca de ésta institución y sus programas, visitar www.fosis.cl