Casa Columnas Los Migrantes en Chile: ayer, hoy y mañana

Los Migrantes en Chile: ayer, hoy y mañana

Los Migrantes en Chile: ayer, hoy y mañana

La Globalización y las Tecnologías de la Información (TIC´s) han sido promotores de cambios políticos, económicos, culturales y sociales, generando un proceso de adaptación a nuevas formas de comportamiento que ha sido paulatino. A este tipo de fenómenos podemos señalarlos como desechables, dado que todo lo que sucedió el día de ayer, será distinto a lo de mañana y con una trascendencia y consecuencia distinta.

En nuestro país, la percepción de fenómenos migratorios empezó a tomar mayor notoriedad en la última década del siglo XX y comienzos del siglo XXI, donde por las calles veíamos con mayor frecuencia a migrantes de distintas nacionalidades: partiendo con ciudadanos asiáticos y peruanos primero, para luego acostumbrarnosa la llegada de ciudadanos colombianos, ecuatorianos, peruanos y bolivianos. Sin embargo, este fenómeno encaminado la segunda década del siglo XXI, se incrementa con otras nacionalidades un tanto alejadas del radar geográfico de nuestros ciudadanos como dominicanos, haitianos y venezolanos.Para entender este crecimiento se puede entregar la siguiente tendencia: el Censo del año 1982 señala que la población extranjera ascendía a 83.805 personas; luego el Censo del año 1992, estima que esta cifra aumenta a 114.531 extranjeros, acentuándose el componente andino en la migración. El último Censo del año 2002 (no tomamos el fallido del Censo del año 2012), señala que la población de extranjeros residentes en Chile es de 184.464 personas, y complementado con los estudios y estimaciones que elabora el Ministerio del Interior, se observa que en el año 2010 la población inmigrante asciende a 369.000 personas, casi un 100% de crecimiento en los últimos ocho años[1].

Ante ello, es importante remontarnos a lo que acontecía hace dieciocho años atrás, cuando la prensa de la época, sin tanta noticia mediática y con más contenido que la actual, informaba que “grupos de migrantes de origen peruano observaban conductas reñidas con los comportamientos nacionales en el centro de la ciudad de Santiago: consumiendo sus alimentos en plena calle, bebiendo cervezas e invadiendo los prados de la época en la Plaza de Armas y eran arrestados y llevados a la Comisaría de Carabineros del sector, algunas organizaciones de la Sociedad Civil, principalmente integradas por chilenos que habían recibido diferente y respetuoso trato en países europeos, consideraron que debían actuar en consecuencia.

Señalaron en ese momento algunos propósitos, que surgieron de una asamblea abierta realizada en los salones de un hotel céntrico y esos propósitos fueron:

  • Generar condiciones para que se conozca la situación de estas personas que provienen de pueblos hermanos.
  • Apoyar sus esfuerzos por lograr su Regularización Migratoria.
  • Abrir espacios de reflexión sobre el tema de las migraciones, cuya proyección se visualizaba creciente y preocupante en Chiletambién en otros continentes, principalmente en
  • Apoyar el desarrollo de redes de soporte y de organización”[2].

Los antecedentes que en la época podían proporcionar los organismos policiales (Carabineros de Chile y Policía de Investigaciones) y un debilitado e incipiente Departamento de Extranjería y Migración, que actuaba bajo los signos de la Seguridad Nacional, no poseían antecedentes claros respecto de cantidad de extranjeros viviendo en Chile. Sólo fue posible determinar una estadística que analizó rudimentariamente el proceso de ingresos y egresos de determinadosaños y se atrevió a entregar una cantidad de 35.000 migrantes. Ya era evidente una diferencia y cuando estas organizaciones sociales fueron consultadas por esta misma prensa, señalaron que dicha cantidad sólo reflejaba la presencia de aquellos que se encontraban regularizados y que muy posiblemente fueran el doble. Sabíamos de los ingresos por zonas fronterizas especialmente del norte y de aquellos que al ingresar como turistas e intentando dirigirse desde Buenos Aires a Europa o a Estados Unidos, se habían quedado en Chile.

Hoy el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, a través de su Departamento de Extranjería y Migración, que cuenta con oficinas más espaciosas, con mayor personal, a pesar que actúa con la misma lógica de esa bullada Seguridad Nacional, nos entrega cifras más elaboradas y señala que al año 2015 los migrantes son alrededor de 470.000 ciudadanos extranjeros regularizados.   Suponiendo la misma lógica que no todos cuentan con una certificada regulación, es posible determinar que pueden ser más.

Respetando las cifras proporcionas en aquel entonces y considerando las de hoy, podemos colegir que ha habido un aumento notable de 435.000 migrantes extranjeros en estos dieciocho años.Sus dificultades actuales no difieren mucho de las primitivas, sí hay que destacar que desde el punto de vista de los mínimos respetos que se han generado en el ámbito público, ha habido avances destacables que son conocidos: las policías actúan con un criterio más amplio, los servicios del Estado, poco a poco han abierto sus acciones políticas de mejor forma y la prensa, paulatinamente, ha abandonado juicios discriminatorios en la redacción de sus informaciones.

Queda pendiente la creación de una Nueva Ley de Extranjería y Migración, que según señalan funcionarios públicos designados para estudiar y promoverla, podría estar ingresando al Congreso Nacional durante los meses del próximo año. Miembros de esta sociedad civil, cuando hemos sido consultados, hemos entregado nuestras opiniones.Sin lugar a dudas esta diferencia de migrantes en el país que durante estos dieciocho años ha podido incorporarse al trabajo, se han instalado paulatinamente en nuestro territorio y han iniciado un proceso de integración con beneficios mutuos.

Por último, señalar que en los próximos veinte años, al analizar las perspectivas y teniendo presente el bajo índice de crecimiento de la natalidad que nuestro país viene observando, van a quedar plazas laborales en todo el espectro de los desempeños tanto profesionales como laborales en general.Es decir, aquellos migrantes repudiados y mal tratados hace casi dos décadas, no sólo estarán aportando enormemente en el sostenimiento del desarrollo de nuestro país, sino que también tendrán puestos de trabajo disponibles debido a la realidad que nos corresponderá  enfrentar. Estas proyecciones determinan una cantidad  de un 35% de estas plazas laborales disponibles.

Un tema interesante y que al menos los candidatos a los cargos públicos de nuestro país (Alcaldes, Diputados, Senadores y Presidentes) deberían poner nota, ya que el tema migratorio está creciendo día a día en nuestro país y en el mundo.


Columna redactada por Héctor Pezoa Moraga. Profesor y Académico. Director de la Fundación de Integración y Desarrollo Social, FINDES. Max Iriarte Santoro. Cientista Político y Académico.

[1] Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Departamento de Extranjería y Migración. Sección de Estudios. 2008.

[2]Diario Las Últimas Noticias. Agosto 28 de 1998. Página 24.

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