En este comentario, reflexionamos acerca del emprendimiento de subsistencia y los indicadores que se esconden tras la obsesión del emprendimiento de la sociedad chilena, entre ellos la incapacidad del Estado para asegurar a sus ciudadanos derechos básicos como un techo digno y educación y salud de calidad.
Siempre he creído que un país debe preocuparse de crear ciudadanos con conciencia ciudadana y cívica, empoderados, con participación real en la toma de decisiones, en incidencia en políticas públicas y sociales, y sean actores activos en la construcción de un tejido social que los acerque e n lugar de clasificarlos, que es dividirlos.
Por lo mismo, me ha provocado cierta desazón cuando Chile y los chilenos viven inmersos en programas, conceptos, tendencias y teorías IN tales como Liderazgo. Nuestras universidades viven obsesionadas con crear escuelas de negocios con cursos, diplomados y magísteres de Liderazgo en todas sus facetas.¿Cómo construimos un país donde todos quieren ser líderes? Yo no tengo la respuesta y cuando me pongo imaginarla no son muy agradables las imágenes que me vienen a la mente.
Lo mismo me ha ocurrido históricamente con el emprendimiento y los emprendedores. No es que esté en contra del emprendimiento. Es que vivimos inmersos en un discurso de emprendimiento debajo del cual se ocultan muchas otras verdades. Se oculta, por ejemplo, la incapacidad de un país y de una sociedad para no garantizar necesidades básicas a sus ciudadanos.
Vea y escuche el comentario editorial realizado en Chile a todo color.
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