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Refugiados: Ellos se llevan la peor parte

Refugiados: Ellos se llevan la peor parte

Por: Álvaro Álvarez. @alvarodealvarez/ Director @chileajeno. Editorial escrito para Chile a Todo Color de Revista Sur y Chile Ajeno Producciones.

Cada 20 de junio el mundo nos recuerda que no todos viven donde nacieron y donde quieren porque otros lo decidieron así. Cada 20 de junio el mundo nos recuerda que entre los inmigrantes hay una categoría que se lleva la peor parte: son los refugiados.

¿Por qué son los más perjudicados? Muy sencillo, porque la mayoría de ellos no decidió inmigrar por su propia historia de vida, sino por el impacto de otros en su historia de vida. Los refugiados huyen, se escapan, se esconden… Fueron obligados como única alternativa para poner a salvo su vida y la de sus seres queridos. Los refugiados son sobrevivientes.

Chile alberga a cerca de 2.000 refugiados y solicitantes de asilo, más del 90 por ciento de los cuales son colombianos, víctimas del conflicto paramilitar existente en el país.

Sin embargo, también tenemos refugiados que provienen de diferentes países de América Latina, África, Asia, Europa. Según estadísticas de ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados, un 20% de la población refugiada en Chile vive en el área fronteriza norte; especialmente, en las ciudades de Arica, Iquique, Calama y Antofagasta.

En 1999 se inició en Chile un Programa de Reasentamiento que ha traído al país a centenares de refugiados de origen afgano, palestino, yugoslavo, haitiano y colombiano.

Chile conoce de cerca el concepto de refugio. No sólo por las personas que recibe, sino por la cantidad de personas que tuvieron que huir de la persecución política de la dictadura de Augusto Pinochet, quien murió sin pagar sus crímenes entre ellos haber dividido y separado a miles de familias; un método conocido de varias dictaduras. Algunos fueron expulsados y vivieron para contarlo. Otros, huyeron ante el peligro de quedar en el listado de NN.

Hay un refrán que dice “todo en la vida se devuelve”.. Y Chile como nación hoy estira la mano en reciprocidad de los muchos países donde sus connacionales se reasentaron, como única manera de sobrevivir. El país es un Estado Parte de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y de su Protocolo Adicional de 1967. En 2010 fue aprobada la “Ley 20.430 de Protección al Refugiado”, que establece una normativa integral para regular la protección de las personas refugiadas en el país.

En la mirada que la sociedad hace en torno a la inmigración quizás sea necesario recordar que, entre todos los extranjeros en Chile, hay muchos que están con nosotros como alternativa de sobrevivencia. Que Chile está haciendo la diferencia de esas personas entre morir y vivir, entre ser libres y estar condenados por procesos poco transparentes.

En la cancha más chica, hace falta también que la misma comunidad migrante se mire a sí misma. Nos hemos acostumbrado a mirar hacia afuera, a defendernos de la discriminación, a reaccionar ante los que aún no entienden qué hacemos, qué aportamos, cuáles son nuestros derechos. Pero a veces, es importante también mirarse el ombligo.

En estos días en que la fecha nos recuerda a los refugiados, quizás debamos avanzar hacia la integración con inmigrantes distintos al resto, inmigrantes que huyen, que escapan, que no quieren ser condenados sin el debido proceso en sus países… Las mezquindades no son buenas en ninguna de las partes de la balanza y ellos dentro de la comunidad –sin duda alguna – se llevan la peor parte.

Tenemos que aprender a vivir con los diferentes colores de la migración.