Casa Columnas Afortunadamente Chile y Colombia no se encontraron

Afortunadamente Chile y Colombia no se encontraron

Afortunadamente Chile y Colombia no se encontraron

La verdad, me preocupaba mucho si Colombia y Chile les ganaban a sus rivales en el mundial (Uruguay y Brasil), ya que, de haber pasado, serían rivales en cuartos de final y no me imagino los enfrentamientos que hubiesen ocurrido en el norte del país – en ciudades como Arica, Iquique y Antofagasta- entre chilenos y colombianos, tal como aconteció en el último partido de eliminatorias, donde personas de ambas naciones se daban en la narices por «defender su bandera».

A diferencia de lo que pueden pensar algunos ilustres como Jorge Luis Borgues, el fútbol sirve para muchas cosas, (seguramente también tengo mucha de estupidez popular) las que incluye las realidades y las paradojas de la migración.

En épocas de mundial, podemos ver cómo la mayoría de las selecciones se benefician directa o indirectamente de éste fenómeno que viene desde el mismo principio de la humanidad.

No solamente pasa con equipos de Europa, donde vemos el racismo y políticas anti migratorias a flor de piel, sino incluso, en países latinoamericanos como Chile. La lista es larga sólo citaré unos ejemplos:

El equipo Suizo tiene en su nómina a Xherdan Shaqiri y Granit Xhaka de origen albanés; también tiene a Ricardo Rodríguez, de padre español y madre chilena, entre otros.

En Italia, una de sus grandes figuras es Mario Balotelli, que nació en dicho país, pero cuyos padres son de origen africano, específicamente de Ghana.

Otra caso es el de el cuadro de España, que contó en su nómina con Diego Costa, que nació en Brasil, pero posteriormente se nacionalizó Español.

Francia, de los 23 jugadores convocados, 12 son de origen inmigrantes como son los casos de Raphaël Vaane y Loïc Rémy, cuyos padres nacieron en Martinica, Blaise Matuidi, cuyo padre nació en Angola, Eliaquim Mangala, cuyos padres nacieron en la República Democrática del Congo, Rio Mavuba (su padre nació en Zaire y su madre en Angola), Moussa Sissoko, cuyos padres nacieron en Malí, Karim Benzema, cuyo padre nació en Argelia, al centrocampista Paul Pogba, cuyos padres nacieron en Guinea, y Matthieu Valbuena, pues su padre nació en España.

Los equipos sudamericanos no se quedan atrás, con los casos, por ejemplo, de Uruguay y Chile. El equipo «Charrúa» cuenta con el arquero Fernando Muslera que nació en Buenos Aires y los chilenos cuentan con Jean Beausejour, cuyo padre es haitiano.

Y si los colombianos pensamos que nuestro equipo es de sólo criollos, pues recuerden que el arquero Farid Mondragón, es de ascendencia materna libanesa.

La lista sigue y sigue, pero es prueba que el fútbol y la migración irán siempre de la mano y como tal, se debe entender que éste deporte se debe vivir sin nacionalismos baratos. Sólo ondeemos la bandera para hacer parte de un simple juego.

Afortunadamente Chile y Colombia no se encontraron y evitamos desmanes en el norte. Afortunadamente, gracias al fútbol, podemos encontrarle otro punto favorable a la migración.

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