Hacia la necesaria política social integral de Inmigración
El efecto del ciclo de crecimiento económico de los últimos años y el buen desempeño de nuestro país en materia económica, lo han convertido en un país muy atractivo para la movilidad internacional. Esto es uno de los determinantes que provocan atracción de Chile como país de destino, especialmente desde países limítrofes o geográficamente más cercanos como Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador. Empero, aún cuando no se conocen las estadísticas oficiales del último CENSO, dado los cuestionamientos de la información entregada, el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), quienes son los encargados de aplicar la política nacional de migración, señalan que para el año 2012 en nuestro país se otorgaron 55.000 visas sujetas a contrato y casi 100.000 visas con residencia temporaria. De ahí que el caso chileno se convierte en un laboratorio interesante respecto de los flujos migratorios crecientes de estos últimos años.
La migración es uno de los procesos más relevantes de la globalización e integración internacional y es un medidor interesante respecto de las condiciones económicas y sociales de los países. Por lo tanto, con condiciones económicas y sociales positivas se generan los incentivos para emigrar a sociedades que parecen más prósperas, en términos sociales, políticos y económicos. De ahí, que dada la estabilidad que ha alcanzado nuestro país durante la última década, lo ha convertido en un país muy atractivo para ofrecer mejores oportunidades para los extranjeros. Sin embargo ¿estamos preparados para la creciente movilidad migratoria desde y hacia nuestro país?
La complejidad del fenómeno migratorio nos pone en frente un importante desafío de integración social y tolerancia, en una sociedad competitiva e individualista. Hasta ahora, la institucionalidad no ha respondido en desarrollar una política pública para enfrentar las diversas problemáticas a las que nos podemos enfrentar con la creciente población inmigrante en nuestro país. Como lo son el acceso al trabajo, la calidad del trabajo, acceso a la vivienda, la calidad de la vivienda, el acceso a la salud, la calidad de la salud, el acceso a la educación, la calidad de la educación, entre otras. De fondo, estar preparados para los escenarios venideros.
Chile se presenta cada vez con mayor estabilidad frente a la comunidad internacional, sin embargo, no ha logrado articular una integración profunda con la comunidad extranjera, que incluya las políticas públicas y que considere los problemas sociales, legales, económicos y culturales asociados, con el objetivo de efectivizar la libre movilidad de las personas. En suma, Chile no está lo suficientemente preparado, en términos institucionales, para “acoger al amigo cuando es forastero”. Y para complejizar la situación, el fenómeno es más rápido que la respuesta de las políticas públicas.
En suma, los desafíos apuntan a desarrollar una política pública y a la construcción de programas e intervenciones para enfrentar el creciente fenómeno migratorio, buscar estrategias integrales e intersectoriales, asumiendo una protección social a la comunidad extranjera. Es sumamente necesario y urgente mejorar nuestras estimaciones estadísticas en esta materia, y es imperioso que el Estado y las políticas públicas se hagan cargo de la creciente demanda de la población extranjera en nuestro país y que asumamos como sociedad las responsabilidades asociadas al fenómeno.
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