Autor: Sr. José Boza Orozco, Cónsul del Perú en Chile
Con relación a la columna “Chile y Perú: dilemas de una relación” de Emilio José Ugarte (Revista Sur, No. 1/Nov 2012), cabría matizar el enfoque analítico definido por la influencia subjetiva de la guerra del Pacífico. La presencia de condiciones sociales y económicas significativas e inéditas obliga a reinterpretar la dinámica entre las poblaciones ambos países. En primer lugar, la migración masiva que fluye recientemente desde Perú a Chile ha creado un actor social cuyo efecto en la dinámica de la relación bilateral se encuentra aún en pleno proceso de construcción. Su papel social, económico y cultural constituye un hecho histórico sin precedentes que ciertamente tiene bastante más vitalidad e influencia que el legado subjetivo de la guerra de fines del siglo XIX. De otro lado, el actual grado de interacción económica, flujos que incluyen inversiones recíprocas, integración bursátil, creciente comercio y, obviamente, movilidad laboral, también constituye un escenario de cooperación e integración económica inédito en el ámbito chileno- peruano cuyas innegables consecuencias positivas son de mutuo beneficio. Por último, la sentencia que emitirá este año la Corte de La Haya también creará una situación sin precedentes para ambos países: por primera vez desde que somos países limítrofes no habrá controversia bilateral pendiente respecto a los límites comunes o la ejecución de tratados de límites.
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