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Realidad Heterogénea

Realidad Heterogénea

Caminar por las calles de cualquier ciudad de Chile implica la coexistencia con un número, cada vez mayor, de ciudadanos provenientes de otras naciones. Cada uno de ellos, con su propia idiosincrasia y características culturales, lucha día a día en un país ajeno por salir adelante, dando muestras de solidaridad y contribuyendo en la construcción de una hermandad latinoamericana.

De Alta Mar a la Gastronomía

Marco Barandiaran, ciudadano peruano y reconocido chef, lleva alrededor de 20 años viviendo en el país. Atrás quedaron su vida como marino mercante y los negocios que desarrollaba en el Perú. “Al migrar dejas de lado tu historia y tus costumbres y haces todo lo posible para insertarte en otra idiosincrasia, para adaptarte a una nueva realidad”, comenta a RS.

Rememora que tuvo la suerte de estar en muchos países gracias a su condición de marino y en consecuencia, pudo conocer y empaparse de otras culturas, pero, señala que nunca imaginó convertirse en un migrante. Siempre tuvo la certeza de que algún día volvería para radicarse definitivamente en su país natal.

Desde joven el espíritu aventurero y emprendedor definió el carácter de Marco. Fue así como en uno de sus tantos viajes por el mundo pudo canalizar su vocación y hacer de la gastronomía la fórmula para ganarse la vida.

Nunca pensó que la combinación de cinco elementos básicos y siempre presentes a través de su vida fueran, en definitiva, la clave del éxito. Pescado, sal, jugo de limón, cebolla y ají juntos, mezclados en la proporción perfecta, constituirían el origen de la carrera de un empresario que en la actualidad posee una cadena de restaurantes en el país y que se alza como uno de los principales difusores de la gastronomía peruana en Chile.

Distintas Realidades

Laura Ramírez también es peruana. “En mi país era costurera y acá tuve que limpiar baños. Es sacrificado, pero salir adelante cuesta”. Ella forma parte de los más de 160 mil miembros de la colonia peruana que reside en Chile. Hoy, cuando han pasado más de seis años, continúa con la misma fuerza que le ha permitido apoyar económicamente a su familia en la distancia y labrarse un mejor futuro junto a su hijo recién nacido y su pareja chilena.

“Me tratan muy bien, como si fuera una visita, siempre preocupados, eso me llama la atención. Luego de todo este tiempo nunca he tenido malos tratos”, comenta en relación a lo que ha sido su experiencia en el país. La preocupación permanente por cumplir con todos los requerimientos y mantener sus papeles al día, le significaron que su hijo pudiera nacer con todas las garantías que trae consigo ser parte de un plan de salud y acceder a mejores oportunidades. Muchas de sus amigas, varias de las que llegaron con ella y otras que conoció a través de los años, fueron víctimas de la discriminación y optaron por retornar. “He visto cosas feas, sé que muchas compatriotas sufren todos los días para llevar la comida de sus hijos, pero al menos en mi caso no fue así. Le doy gracias a Dios y a Chile por la suerte que he tenido, nunca imaginé estar fuera de mi casa, pero voy a seguir adelante”.

Por la Integración y la Imagen de los haitianos

Chile plantea desafíos difíciles de superar para la comunidad de haitianos. “El idioma, el clima, los papeles y la raza. Somos la comunidad migrante que mas ha sufrido acá. Nos cuesta más por ser negros, por venir de Haití”, comenta Adneau Desinord quien llegó al país en 2009.

Adneau es parte de la Organización Sociocultural de Haitianos Estación Central –OSCHEC- que ya cumple dos años de existencia y tiene por misión promover la cultura y el arte haitiano. Su principal objetivo busca terminar con “un prejuicio negativo que se ha creado en torno a nosotros” y así mejorar las posibilidades para una nueva generación negra que va a venir en 10 años más.

En la comuna de Estación Central hay aproximadamente 400 haitianos y de ellos, 200 son parte de esta organización. Las actividades que realizan son comunitarias. Allí se les informa cuales son sus derechos y deberes. Además, se promueve la cultura como una forma de mantener vivas las tradiciones.

“La integración es un trabajo duro, organizarnos como migrantes, saber cuáles son nuestros derechos y deberes es una tarea compleja. Espero que este trabajo se continúe realizando de generación en generación. Por ser haitianos y negros sufrimos mucho, no podemos medir el daño psicológicos que nos hacen a nosotros y nuestros niños, pero estamos luchando para que esta situación no se repita en el futuro”.

Una embajadora de la organización

Durante los 14 años que Angélica Romero, ciudadana ecuatoriana, lleva en el país, ha conocido los espacios organizados que agrupan migrantes en distintas áreas: cultura, integración, género y vivienda. Partió desde Guayaquil una travesía de 4 días en bus para llegar a la frontera chilena y, desde entonces, contribuir a la integración. Partió con una Organización de Migrantes peruanos, colombianos y ecuatorianos entre el 2006 y 2007. Más tarde, luego de una actividad de integración en la Plaza Yungay, nació la idea de formar lo que hoy se conoce como Alhajas del Ecuador, grupo de danza del que es fundadora.

“Alguna vez un chileno se me acercó y me dijo: No me interesa saber nada de ustedes. Esa experiencia fue chocante, frustrante, pero al final me convenció más de que es necesario trabajar para fortalecer la cultura, la educación y la integración”.

Sin embargo, una de las peleas más sentidas que ha dado Angélica es en el tema de la vivienda ya que, luego del terremoto de 2010, quedó al descubierto la poca seguridad y la precariedad en la que vive la población migrante. Desde ese momento hasta la fecha la Asociación de Inmigrantes por la Integración Latinoamericana (APILA) ha trabajado con el consulado del Perú con el fin de gestionar un bono de 300 dólares que le permita a los damnificados recuperar lo perdido. Es por esta razón que se formó el Comité Comunidad de Vivienda e Integración Latinoamericana que va a velar porque éstas y otras iniciativas tendientes a mejorar las condiciones de vida de los inmigrantes con mayores necesidades se traduzcan en hechos concretos.

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