Migrante por obligación, el Diputado se dio el tiempo de enfrentar esta entrevista y contestar de manera abierta y clara. Habló sobre su experiencia como exiliado en Suecia, la Ley Antidiscriminación y el aporte de los migrantes en nuestra sociedad.
Autores: Elisa Vidal y Jorge Rizik
Tucapel Jiménez Fuentes es Diputado por el Distrito N° 27, que representa a las comunas de El Bosque, San Ramón y La Cisterna. Es militante PPD y desde que llegó a ocupar un escaño en el Congreso ha integrado la comisión parlamentaria de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía, la cual presidió en su anterior periodo parlamentario.
Es hijo de Tucapel Jiménez Alfaro, mártir del sindicalismo chileno, asesinado por los organismos de seguridad del Régimen de Augusto Pinochet.
Por estas circunstancias vivió en carne propia la experiencia de ser migrante en Suecia. Confiesa no haber sentido discriminación , pero si la vio en otros migrantes latinos en el país escandinavo.
Esta vivencia le ha permitido reconocer en los migrantes el esfuerzo, la capacidad y el interés por aportar en una sociedad que no es la propia, una que muchas veces los excluye, pero que crece y avanza con el aporte de esta fuerza.
Para esta entrevista lo esperamos largo rato en su oficina distrital. Luego de un saludo afectuoso se excusó por su demora “yo viví en Suecia y una de las cosas que me traje de allá fue la puntualidad, pero acá todo funciona tan distinto que se me ha hecho difícil conservarla”.
Saluda a los colaboradores de la sede y nos invita a pasar a su oficina para conversar mayor tranquilidad.
Revista Sur: Diputado Jiménez ¿Cómo, dentro de su labor parlamentaria, se ha vinculado a la temática migrante?
Tucapel Jiménez: He estado vinculado al tema, principalmente cuando inicié mi período como parlamentario, cuando participé de talleres y seminarios junto a la colectividad peruana. Participé como Presidente de la comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía patrocinando los Seminarios de la Fundación Pro-Andes, pero después no volví a saber de ellos.
Se acercaron a mi cuando yo era presidente de la Comisión y me interesó el tema. Yo fui migrante, estuve catorce o quince años en Suecia, entonces viví el proceso que vive todo migrante en otro país.
RS: ¿Qué nos puede contar de su experiencia como migrante?
TJ: Llegué de 19 años a vivir a Suecia, entonces me tocó estudiar y todo ese proceso.
RS: ¿Le tocó vivir discriminación?
TJ: Debo reconocer que yo no viví discriminación. Creo que por mi porte, porque por curioso que parezca, ellos no discriminan a los Europeos. Por ejemplo cuando llega un migrante de Alemania o de Estados Unidos dicen ahí viene un alemán, pero si aparece un chileno, un peruano o un latino dicen allí viene un “Invader”, que significa extranjero. Por curioso que parezca los sudamericanos éramos migrantes y al resto le resaltaban su nacionalidad.
Pero a mí no me tocó, por mi apariencia física, siempre pensaron que era Serbio o Polaco. Pero mis amigos vivieron mucha discriminación.
Es importante aclarar que en Suecia no hay racismo, como puede verse en Alemania, pero si hay discriminación. Por eso me interesó el tema, porque uno ve que llegan peruanos, ecuatorianos, bolivianos y Chile tiene el deber de devolver la mano. Muchos chilenos salimos del país y fuimos recibidos en diferentes lados con discriminación o sin discriminación.
RS: ¿Cómo es eso de devolver la mano?
TJ: Debemos devolver la mano porque los migrantes vienen a trabajar, a buscar un mejor futuro para ellos y sus familias, vienen con ganas de aportar, a dar lo mejor, ya que en sus propios países no tienen la oportunidad de crecer como acá. Chile ha tenido la suerte de tener un crecimiento sostenido en todos los ámbitos a diferencia de algunos de nuestros vecinos. Por esto yo siempre trato de recibir a un migrante de la mejor forma posible, porque entiendo el sacrificio que hacen y lo mucho que cuesta.
En los países Europeos los migrantes son quienes hacen las pegas que los gringos no quieren hacer. Allá había estudios sobre qué sucedería si se acababa la migración hacia Suecia y los resultados fueron sorprendentes ya que todos los trabajos pequeños eran realizados por migrantes y eso le permitía al país moverse.
RS: Volviendo al trabajo de la Comisión ¿Han abordado la temática migrante?
TJ: Dentro de la Comisión Parlamentaria de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía los migrantes no han sido tema. De repente llega algún caso de alguien que va a ser expulsado, pero nada más que eso. No se tocan temas de discriminación por ejemplo.
La gente no recurre a la Comisión yo creo que por desconocimiento. Aclaro que la Comisión no tiene grandes atribuciones, pero si la gente supiera de su existencia buscaría más ayuda dentro de lo que hacemos nosotros.
Por ejemplo la discriminación. Si vemos discriminación entre nosotros los chilenos, imagínate lo que debe ser para los extranjeros. Yo creo que los migrantes viven día a día la discriminación en este país.
La Ley Antidiscriminación
RS: Ya que aborda la Ley antidiscriminación ¿Qué nos puede decir de ella?
TJ: La Ley Antidiscriminación es buenísima. Era algo que le faltaba a Chile. El proyecto llevaba muchos años dormido en el Congreso inexplicablemente. La gente muchas veces nos culpa de eso a nosotros los parlamentarios, pero es importante aclarar que como tenemos un régimen excesivamente presidencialista la única forma de que los proyectos puedan tramitarse rápido es con la urgencia y patrocinio del Ejecutivo.
Este proyecto ya llevaba muchos años dormido. Lamentablemente, a propósito de la muerte del joven Zamudio, pudimos sacarla adelante. Yo creo que dentro de todo logramos una buena Ley y esperamos que se aplique como corresponde.
RS: ¿Cuál es el aporte práctico de esta Ley?
TJ: En concreto esta Ley entrega la posibilidad de sancionar a las personas que discriminan, mecanismo que antes no existía. Esto hace una gran diferencia ya que cualquier persona que se sienta discriminada podrá recurrir a los Tribunales de Justicia. Antes no era delito discriminar pero eso terminó, ahora las personas tendrán una legislación que las ampare.
Hasta antes de esta Ley una persona que se haya sentido discriminada o que hubiese recibido un trato vejatorio se podía acercar a nuestra Comisión Parlamentaria para que ésta investigara o entablara la denuncia ante el Instituto de Derechos Humanos. Hoy esa persona puede hacer la denuncia directamente ante los Tribunales de Justicia.
RS: ¿Qué pasa con las críticas que se hna hecho a esta Ley, en el sentido de su rapidez y de que no se conversó con todos los organismos considerados vulnerables, por ejemplo homosexuales, migrantes, etc.?
TJ: Entiendo que sí fueron considerados. El MOVILH tuvo participación activa, la Comunidad Judía, el escritor Simonetti y los Evangélicos pudieron manifestarse abiertamente en contra, producto de que se hablaba de la orientación sexual.
La Ley llevaba muchos años, como ya dije, no entró y salió rápido. Simplemente se vio apurado producto del caso Zamudio.
RS: ¿Qué hay con aquellos que señalan que ésta es una Ley exclusivamente para homosexuales?
TJ: No es así, esta es una Ley bastante amplia que habla de orientación sexual, etnia, nacionalidad, raza religión, ideología y yo creo que no le faltó nada. Estoy convencido de que salió una buena Ley.
Si bien no participé en la discusión de las comisiones, entiendo que todo el mundo tuvo derecho a participar y a aportar, y por eso puedo decir que no se legisló a espaldas de la gente.
RS: ¿Se contempló complementar esta Ley con una campaña comunicacional para que la gente se informara?
TJ: Eso sería lo ideal en nuestra legislación. La desinformación pasa en todo ámbito de cosas, por ejemplo en el tema de los Derechos Humanos con la tarjeta PRAIS, donde en el sistema hospitalario mucha gente no la conoce. Otro ejemplo es el caso de la Ley de culto en donde los obispos van a un hospital y allí encuentran que los funcionarios no tienen idea de que ellos tienen los mismos derechos que un sacerdote católico.
Ahí debiese haber una campaña y un rol del Estado. Deberíamos hacer un poquito más para que la ciudadanía y los funcionarios públicos estuviesen informados porque sino no sacamos nada con legislar.
Podrían haber campañas nacionales de información con temas importantes como éste porque la gente no lee mucho o no se informa bien. La televisión, incluso, le da poca importancia y pasa la información muy rápido.
En este punto tenemos una tarea pendiente como Estado, no como gobierno, de informar mejor respecto de este tipo de leyes.
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