Autora: Elisa Vidal
La actividad convocó la asistencia de representantes de Francia, Grecia, Italia, Marruecos, Alemania, China, Siria, Brasil, Ecuador, Perú, Colombia, República Dominicana, Cuba, Venezuela, Argentina y Paraguay.
La inauguración estuvo a cargo de Omar El Mars, Director del Centro Mohamed VI, que dio inicio a magno evento, donde diferentes autoridades nacionales e internacionales reconocieron en sus locuciones el aporte de la Mujer Migrante a la comunidad chilena, sin hacer distinción de origen.
La mujer migrante dentro de Latinoamérica le ha tocado vivir y desempeñar un rol importante en el desarrollo social, político y cultural dentro de su comunidad, traspasando fronteras en busca de mejor estabilidad laboral que, por consiguiente, mejorarán su calidad de vida, la de sus hijos y de todo su entorno familiar. Una vez tomada la decisión se emprende el viaje, sola y con muy poca información.
Al llegar a destino se enfrenta a la cruda realidad, deambular en busca de trabajo, gastar lo menos posible, arriesgando su salud, alimentándose en forma precaria, regularizar su condición de indocumentada, para todas es difícil (incluso para las profesionales).
La falta de trabajo impide agilizar su regularización migratoria, los ahorros se agotan, el envío de cartas o mails se hacen más distantes, la añoranza de regresar cuanto antes a los suyos se ve cada vez más lejos.
En Chile a partir de la década de los 90 nos acostumbramos a ver mujeres migrantes de nacionalidad peruana y ecuatoriana en Santiago; al norte de Chile en mayor número de nacionalidad boliviana y peruana; en el Sur de Chile, llegando hasta Chiloé, donde encontramos provenientes de Perú, Ecuador, Colombia, Argentina y Paraguay.
Las expectativas al llegar a Chile son muy altas, una vez insertada en el mundo laboral se inicia un peregrinar por las organizaciones de migrantes, mantiene un estrecho contacto con su consulado, se va empoderando, liderando agrupaciones de mujeres, ya está conciente de cuáles son sus derechos y deberes como trabajadora migrante.
La mujer migrante latinoamericana ha contribuido en cada uno de los países que ha adoptado como segunda patria al desarrollo social y económico, tanto en los oficios como en las profesiones que ejerzan. Para la mujer migrante latinoamericana no es casualidad este homenaje, ella es y será siempre valorada y respetada.
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