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Kiyo el trotamundos

Kiyo el trotamundos

Este jugador de basquetbol cubano ha recorrido buena parte del mundo gracias a su talento. En esta entrevista, le habló a RS sobre deporte, su experiencia como migrante, Cuba y su vida en Chile.

Autor: Jorge Rizik

Caminando por Santa Isabel, entre las esquinas de Lira y Raulí, en un pequeño local de enmarcación encontré finalmente a Kiyodsyy Balve.

Su presencia se hace notar más allá de sus 2 metros de altura. La alegría que transmite al trabajar, el aplomo y la simpatía con la que se desenvuelve con los clientes, me hacen pensar de inmediato en una persona con años de oficio en el rubro. Al poco andar me contaría que es su segunda semana.

“Kiyo”, como es conocido en el mundo del baloncesto, su deporte, lleva ya cuatro años en Chile y otros tantos como trotamundos. Es cubano y defendió a la selección de su país. Fue en una gira de la selección caribeña por Europa donde tomó la drástica decisión de huir, abandonando a su selección y su patria.

“Estábamos en una gira por Europa, en Barcelona, cuando se me presentó la oportunidad de huir. Este negro no lo pensó dos veces y se fue. Con lo puesto. No conocía nada y entendía bien poco porque de catalán no sabía nada. Si en un principio creía que todas las calles se llamaban ‘carrer’”.

Pero la historia de Kiyodsyy no parte en España, si no en su natal Santiago de Cuba. Se confiesa orgulloso de sus raíces, de la educación y de los valores adquiridos en Cuba.

“En mi país la educación es muy buena igual que el deporte. Si uno tiene talento te fomentan el desarrollo de tu talento. Yo supe que el básquetbol era lo mío y me maté entrenando para llegar a lo más alto”, señala.

Agrega que “cada cosa que consigue uno la valora mucho más que acá. Para nosotros, por ejemplo, era muy difícil tener un par de zapatillas y cuando nos pasaban un par las cuidábamos mucho, porque sabíamos lo que costaban. Acá uno ve tanto niño que el papá le compra las zapatillas y les da lo mismo si se rompe, total el papi les compra después otra”.

“Decidí jugar básquetbol porque me hace feliz. En la cancha me siento pleno, se me olvidan los problemas y me transformo. No soy el negro simpático que tu vez, soy un jugador de básquetbol y lo único que hay en mi cabeza es la pelota”, añade.

Finalmente, enfatiza que “no me fui porque no me guste mi país. Cuba me enseñó a ser deportista, a valorar las cosas y lo que cuesta ganárselas, pero a veces uno necesita de la libertad”.

 De Europa a Chile

De acuerdo al relato de Kiyo, su vida como migrante no fue fácil en Europa, dónde sintió la discriminación. Para sobrevivir hizo lo que mejor sabía, jugar básquetbol. Así logró desempeñarse no sólo en España, sino también defender a equipos alemanes y franceses.

“Un día jugando en una canchita en Barcelona, un amigo chileno me sugirió venirme a jugar profesionalmente a Chile. Me dijo que el país me iba a gustar, que la liga era buena y que, por mis capacidades, podría desempeñarme sin problemas. Así que tomé mis cosas y me vine a Chile”.

Durante el segundo semestre de 2008 llega a Chile para reforzar en el torneo DIMAYOR a la Universidad Católica. De esta manera describía el sitio de la Liga el arribo de Kiyo:

“El jugador nacido en Cuba y con un paso importante en España, recaló en el quinteto de la franja para permanecer por la presente temporada, aunque advierte seriamente que: “me quiero quedar en Chile”. Con esto, la UC completa un equipo que a juicio del técnico cruzado “será competitivo””.

Como si sus palabras fueran una premonición, este cubano comenzó a echar raíces en Chile. Fue padre, encontró novia, ha deambulado por varios equipos del básquetbol criollo con buenas actuaciones y ha sido parte de varios team de baloncesto callejero, con buena llegada con los niños y la gente.

Por esto Kiyo decidió quedarse en Chile un rato y estabilizarse más. “Me gusta Chile. Acá nunca me he sentido discriminado. La gente es muy amable y siempre me ha tratado bien. Eso me pone contento”, indica.

Durante este tiempo se mantendrá enmarcando cuadros, “esta temporada fue buena, se ganó buen dinero con el básquetbol, pero como aquí este deporte es semi-profesional y no se juega todo el año hay que trabajar en otras cosas también”, resalta.

Sobre su futuro, parece que estará lejos de Santiago, cerca de su deporte favorito, pero ya no como profesional. “Quiero ir a probar suerte a la minería en el norte. El deporte no es para siempre y hay que pensar en el futuro. Tengo dos manos y muchas ganas de trabajar y aprender lo que sea. Me voy a Iquique, con mi novia Amanda Gallardo Ferrada, quiero casarme con ella y tener un bebe. Además, tengo muchas ganas de traer a mi familia de Cuba conmigo. Allá seguiré jugando básquetbol en mis ratos libres.”, finaliza.

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