Haciendo historia, cuando hablamos de América del Sur de inmediato asociamos países receptores como Argentina, Brasil o Chile y países expulsores como Paraguay, Bolivia y Uruguay. En el caso particular de Chile la mayoría de los migrantes provienen de la región sudamericana y en especial de las zonas fronterizas.
La migración contemporánea internacional se sustenta en el carácter económico laboral, con la presencia de trabajadores migrantes y sus familias en el país de acogida. Esto me recuerda un párrafo de la declaración final de la X Cumbre Social del Mercosur: «Mercosur libre de Xenofobia, Racismo y toda forma de Discriminación, con la intención de reafirmar la migración como un Derecho Humano: Debemos promover la inmigración de recursos humanos en el desarrollo de los países, y no ver a los migrantes como invasores”.
Algo falta para que el movimiento migratorio sea considerado una instancia política. La globalización ha caracterizado a Chile no sólo por los tratados comerciales con grandes potencias económicas como Estados Unidos, China y Japón, desvalorizando o deshumanizando la nacionalidad o país de origen.
La globalización comprende tres factores: frontera, migrantes y cultura. Chile necesita de una política migratoria moderna, que responda a la naturaleza de la migración. El deterioro en la calidad de vida de un alto porcentaje de la población migrante y sus respectivas familias, que viven en situación de indocumentados, contribuye a su invisibilidad y daño moral. Los tratados de libre comercio nos hacen aparecer como líderes económicos en América Latina. El flujo de tantos extranjeros obedece no sólo a la seguridad que Chile brinda. Hoy por hoy los migrantes en Chile han alzado la voz en defensa de sus derechos.
La migración en Chile es un fenómeno social y cultural. Nuestro país recibe un flujo importante de migrantes, pero no sólo de países fronterizos. A estos se suma la llegada de migrantes de países de Europa y África.
A partir del año 2001 se crea una comisión con funcionarios del Ministerio del Interior, Defensa, Trabajo y Relaciones Exteriores con el propósito de promover la migración segura, legislando y garantizando gestión migratoria como el derecho de residencia y la libertad de circulación, la libertad de pensamiento y conciencia, el acceso a la residencia en condiciones igualitarias, acceso a la justicia, protección social de los migrantes, regularización de los flujos migratorios, los derechos laborales de los trabajadores extranjeros en Chile, la no discriminación y la reunificación familiar.