Autora: Elisa Vidal
¿Desde cuándo está en Chile y que lo sedujo a venir a Chile?
Mi destino de especialidad no era Chile, era Buenos Aires, por situaciones que pone la vida, 2 meses antes de terminar mi internado en Bolivia, un colega que estaba estudiando en Chile me habló de la Universidad de Chile, me facilitó las cosas al punto de indicarme dónde alojar. Una vez en Chile no venía preparado para nada, llegando el año 1991 presenté mis papeles, felizmente gané el cupo para hacer Neurología. A fines del mismo año se toma un examen y postulé a la Beca para Neurocirugía a través de la Universidad de Chile quedando en el “Instituto de Neurocirugía Asenjo”, esa fue la llegada.
¿En la relación médico paciente, desde sus inicios en Chile, nota un cambio en la recepción por parte de los pacientes hacia los médicos extranjeros?
Sí, en realidad yo creo más bien que depende cada persona, depende de la honestidad, depende de cómo tenga la relación con los pacientes. ¿Particularmente si alguna vez en mi caso tuve un pequeño roce? No fue nada importante. Sí hay un cambio entre los años 1991- 1992 que yo llegué hasta ahora, actualmente los pacientes generalmente comentan que el trato de los médicos extranjeros es más humano, más amistoso que el médico chileno, también hay excepciones por los dos lados, conozco médicos chilenos que son excelentes personas, muy honestos, hay de todo.
¿Considera usted que su nacionalidad fue una traba para insertarse laboralmente en Chile?
En ningún caso, siempre tuve el apoyo de mis colegas y profesores, podría señalar una lista gigantesca, como siempre hay excepciones y obviamente las excepciones las ignoro. Particularmente no tuve problemas, pero si sé y vi casos con otros colegas extranjeros.
Gracias a la tecnología en los medios de comunicación deberíamos estar más en contacto o mejor informados y aún así el desconocimiento nos lleva a actos xenófobos incomprensibles, a su juicio ¿qué le falta a Chile para lograr una integración real?
Felizmente yo tuve la oportunidad de viajar mucho, conocer muchos países y culturas diferentes, entonces uno de los principales motivos por los cuales uno piensa de una manera, es cuando se encuentra cerrado, que tiene muchas fronteras o dificultades para conocer otras culturas, cuando uno conoce muchos países, muchos lugares, la mente se abre y uno empieza a pensar de que el lugar donde uno vive no es solamente el país, la ciudad ni el continente, sino todo el mundo, y los ejemplos clásicos New York, París y otras urbes que son cosmopolitas, Australia, entonces no tienen ningún tipo de xenofobias, yo creo que Santiago va por lo mismo, por el aumento socio-económico. Chile es uno de los países que lleva la batuta en Sudamérica y también a nivel mundial, hay muchas diferencias con países europeos, entonces hace que se abra más el mercado y exista más posibilidad de trabajo y necesidad de mano de obra de gente de afuera, no va a ser suficiente la población chilena.
La Globalización ha influido en forma importante en la vida de las personas, ya que éstas deben aceptar y reconocer el aporte social y cultural del trabajador migrante y profesional en la comunidad chilena. En su caso particular, ¿Ud. siente que la comunidad chilena/médica le reconoce, valora y respeta por su aporte a la comunidad chilena?
Sí, la realidad siento que soy reconocido por mis pacientes, mis colegas, mis pares, y eso es ya un gran aliciente para uno, tampoco significa que sea un aporte científico, pero significa que hice las cosas bien, que fui honesto, que traté de solucionar los problemas que aquejan a las personas, no creo que se necesite ser brillante o tener una mente híper evolucionada.
Revalidación de títulos
El “Convenio Andrés Bello” que firma Chile en el año 1972, reconoce los Titulos Profesionales Universitarios otorgados en los países firmantes.
Por objetivo integrar educativa, científica, tecnológica y culturalmente a Bolivia, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador, España, Panamá, Paraguay, Perú, y Venezuela, creando un espacio cultural común.
Si bien es cierto cada país adopta y regula el flujo migratorio con la buena intención de atender las demandas de los migrantes, pero que en la práctica muchas veces el diseño en las políticas públicas refleja falencias.
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