Por: Juan Gabriel Vásquez
En la actualidad este sector forma parte de dos comunas: hacia el lado poniente de calle Pío Nono es Recoleta y hacia el oriente Providencia. Los locales ubicados en Providencia son exclusivos. La calle Constitución, paralela a Pio Nono, es uno de los lugares más refinados para la diversión. Aquí es posible encontrar bares con ofertas exóticas, tiendas de diseño, restaurantes gourmet y centros culturales. En la parte de Bellavista que pertenece a Recoleta la situación cambia drásticamente. El número de locales para el consumo de alcohol es mucho mayor. El principal producto que se ofrece es la cerveza a bajo precio y eso explica la demanda masiva. Desde sus orígenes esta convergencia de condiciones disímiles ha marcado el desarrollo de Bellavista.
En un primer momento este espacio fue ocupado por pueblos originarios que migraban como consecuencia de la llegada de conquistadores españoles que los obligaban a desplazarse hacia la periferia. La Chimba, como se le denominó en la época de la Colonia, debe su nombre al vocablo quechua “chimpa” utilizado para indicar el terreno o localidad ubicada al otro lado del río.
En la actualidad este sector conserva muchos de esos elementos que hacían de él un lugar particular. La motivación de respirar aire puro en el Parque Metropolitano, la entretención y la bohemia que caracteriza a la calle Pío Nono y sus alrededores, las oportunidades de trabajo formal e informal que atraen a compradores y vendedores, los estudiantes que
gozan de un sector entretenido para combinar con el arduo estudio, evidencian que las razones para cruzar son numerosas y diversas.
Este barrio genera un fuerte magnetismo. El entorno llama la atención. Los turistas que vienen de otras partes del mundo, los nacionales provenientes de diferentes regiones del país y hasta los propios santiaguinos, se maravillan con los detalles arquitectónicos, señal de una dedicación que se ha ido perdiendo y que muchos añoran. Una vida comercial animada, la actividad cultural y las diversas formas que adopta Bellavista, configuran una dinámica de relaciones más cercana a lo informal, a lo popular, abriendo interesantes posibilidades como propuesta de una nueva forma de utilización del espacio público.
Todo esto enmarcado dentro de un espacio que ha estado permanentemente en disputa. La opinión de algunos de los vecinos de Bellavista es que el barrio no ha evolucionado favorablemente debido a la desproporcionada multiplicación de locales de diversión nocturna que traen consigo dificultades en materia de orden público. Sin embargo, los grupos de inversión como los que han hecho del Patio Bellavista un suceso comercial y aquellos que dieron vida a la casa de estudios de Universidad San Sebastián, son ejemplos que dan cuenta de que el sector sigue reuniendo las condiciones necesarias para atraer la inversión y permitir que nuevos proyectos se desarrollen.
Si bien estas alternativas significan crecimiento y progreso, en ocasiones se contraponen a lógica de conservación patrimonial y terminan por atentar contra los valores que se le reconocen tradicionalmente al barrio. Un ejemplo de esta contradicción es que la visión panorámica del Cerro San Cristóbal se ha visto interrumpida por la construcción de edificios en altura. Hasta hace unos años, estos proyectos estaban prohibidos por el Plan Regulador de la comuna. Tal como en sus orígenes de “Chimba”, los grupos de poder siguen viendo en la zona una fuente potencial de recursos económicos y por lo tanto, buscan establecerse allí sin tomar los resguardos necesarios para proteger un sector de la ciudad que es vivo registro de la historia.
Vamos caminando
El barrio Bellavista antes correspondía a la periferia. Hoy, está situado a pocos pasos de Plaza Italia, considerada el centro de la capital. Y no se desplazó, fue la ciudad que fue cambiando y acomodándose según se conformaba la sociedad chilena. Su posición es estratégica, cercana a la estación Baquedano del Metro de Santiago y a la Alameda, arteria principal de la capital.
Algunos lo definen como un barrio antiguo, otros como bohemio, turístico, comercial o “top” (sobre todo del lado de calle Constitución, donde se han instalado restaurantes y boutiques). Está situado entre la ribera norte del Río Mapocho y el Cerro San Cristóbal. Pío Nono es su columna vertebral.
Alrededor de esta avenida se concentra el comercio y la vida nocturna que lo caracteriza. Las calles que enmarcan al barrio son: Antonia López de Bello hacia el lado del cerro San Cristóbal, Santa María al sur, Loreto hacia el lado de Recoleta (donde empezaría Patronato) y el centro Monte Carmelo, sobre la calle Del arzobispo. A pesar de ser un sector amplio es posible recorrer sus principales centros de interés a pie. Su extensión es de aproximadamente 90 hectáreas, algo así como 70 manzanas. En él, tienen residencia fija 7.000 personas.
El puente Pio Nono, ubicado entre las calles José María Caro y Bellavista, es la pasarela por donde se entra y sale del barrio.
Entre Pio Nono y Constitución se ubica la galería comercial Patio Bellavista. Durante su construcción se respetaron e incluyeron como parte de la estética las fachadas antiguas. Los ladrillos son los mismos que articulaban las antiguas construcciones: un cité y un galpón que datan del siglo pasado. Esta plaza comercial cuenta con estacionamientos, cajeros electrónicos, cámaras de vigilancia, guardias de seguridad y una gran cantidad de locales finamente decorados y con una amplia oferta para visitar. Allí es posible encontrar desde artesanía típica, hasta bares donde tocan música en vivo.
Por Constitución, tomando la calle Márquez de la Plata, nos encontramos con la Chascona, tercera propiedad del Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda. En la casa, enclavada en los faldeos del Cerro San Cristóbal, vivió el poeta junto a su esposa Matilde Urrutia. El concepto utilizado durante su diseño buscaba reproducir el entorno sureño donde creció el escritor. En la actualidad funciona como centro cultural y es administrada por la Fundación Neruda. Desde su interior se puede disfrutar de una vista panorámica del barrio. Además, allí se encuentra parte importante de los objetos coleccionados por el artista y un retrato de su mujer hecho por el pintor Diego Rivera. Hoy, nacionales y extranjeros, disfrutan de uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad.
El cerro San Cristobal, con 880 metros de altura, pertenece al Parque Metropolitano. En su cumbre se posa, desde 1908, el monumento a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Aquí tambien es posible encontrar el Zoologico Metropolitano, el teleférico y el funicular.